Las dos mujeres detenidas por el homicidio de Margarita Toledo, la jubilada de 80 años asesinada de 18 puñaladas el miércoles en su departamento de Berazategui, se negaron a declarar y continuarán presas acusadas como coautoras de un “homicidio agravado por ensañamiento y alevosía”, informaron fuentes judiciales. Se trata de Mariel Sauvage y Bárbara Estefanía Cimiotta, quienes al ser indagadas por el fiscal de la causa, Cristian Granados, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de Berazategui, optaron por no declarar.
A partir del resultado de la autopsia, que estableció que Toledo presentaba alredor de 20 lesiones punzocortantes, de las cuales la mayoría podrían ser de tortura y sólo tres fueron mortales, el fiscal las imputó por “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”, es decir, por haber causado un sufrimiento desmedido a la víctima y por el estado de indefensión que la misma presentaba.
Se trata de un delito que prevé como única pena, la prisión perpetua. Voceros judiciales indicaron que bajo esa calificación, el fiscal solicitó al Juzgado de Garantías 7 de Berazategui, a cargo de Gustavo Mora, que las aprehensiones se convirtieran en detenciones, medidas que fueron avaladas y determinadas en la víspera por el magistrado actuante. Las mismas fuentes indicaron que si bien no descarta otras posibilidades, la principal hipótesis del fiscal es que el crimen de Toledo pudo ser una venganza contra el hijo de la víctima, debido a que una de las detenidas lo había denunciado por abuso sexual de uno de sus hijos, en una causa que tramita en el departamento judicial de Quilmes.
“Lo denunció por abuso de uno de sus hijos. Es una causa que se tramita en una fiscalía de Quilmes. Con una de las mujeres el hijo de la víctima tuvo una relación ocasional hace unos años”, explicó una fuente judicial.
El crimen ocurrió el miércoles, cerca de las 18, en un departamento del primer piso de un complejo de edificios ubicado en calles 5 y 157, de Berazategui.
Según las fuentes, un llamado al 911 alertó que la anciana había sido atacada durante un presunto robo, por lo que esa fue la hipótesis inicial que manejaron los primeros policías que arribaron a la escena del crimen y hallaron a la víctima aún con vida.
Los efectivos llamaron a la ambulancia, pero al llegar los médicos constataron que Toledo había fallecido. De acuerdo a los peritos, la mujer presentaba múltiples heridas de arma blanca en el cuello, tórax, abdomen y brazos tras haber sido apuñalada con un arma blanca, similar a un cuchillo o una faca, la cual no fue hallada por los investigadores.
Toledo era oriunda del departamento mendocino de Guaymallén y vivía junto a su hijo y su nieto de 11 años. El niño, que al momento del crimen jugaba afuera del edificio, vio a dos mujeres saltar desde el balcón de la casa de su abuela y luego se hallaron videos de cámaras de seguridad que registraron la fuga de las sospechosas, ambas vestidas con prendas de color negro y una de ellas con la cabeza rapada, como tiene una de las detenidas.