Elizabeth Di Legge, la enfermera de 47 años que era buscada desde el viernes pasado, apareció ayer muerta en su casa de González Catán. Por el crimen fue detenido Silvio Espíndola, su marido y con quien trabajaba en el Hospital Churruca de Parque Patricios.
Según Espíndola, la mujer había desaparecido cuando se dirigía al trabajo para cumplir con una guardia pero nunca llegó. Después de tres días de intensa búsqueda, las autoridades la encontraron sin vida en su domicilio.
Uno de los perros rastreadores de la policía fue el que marcó este lunes la entrada de la vivienda que en los últimos días había sido examinada en el marco de la investigación. Elizabeth habría tenido una discusión con su esposo el jueves, por lo que sería el principal sospechoso.
Tras el hallazgo, Espíndola fue demorado y permanece con custodia en el domicilio. De acuerdo a declaraciones de sus vecinos, la víctima habría mencionado en varias oportunidades maltratos y abusos.
Este fin de semana, la Policía Bonaerense había despleado un intenso operativo en González Catán para buscar a Elizabeth. La última información que se tenía sobre la enfermera era que había salido de su casa el viernes 29 de julio a las 10 de la mañana rumbo a la estación de tren del ramal Belgrano Sur para concurrir a su trabajo en el centro de salud.
Su esposo fue el que radicó la denuncia por su desaparación al día siguiente. El fiscal Matías Folino inició la causa por “averiguación de paradero”. Los familiares de la enfermera indicaron a los investigadores que la mujer tomaba medicación psiquiátrica. Asimismo, señalaron que sufría una “discapacidad auditiva”.
El marido, principal sospechoso
El marido de la víctima había brindado una entrevista a Canal Trece ayer mismo, a metros de donde se encontró el cuerpo de Elizabeth. Su versión era que no sabía nada de la mujer desde hacía tres días y que no tenía “certezas de que se haya subido al tren”.
El principal sospechoso de su muerte se mostró afectado por la desaparición de su esposa y aseguró que “no sabía qué decirle a sus hijos”. Él también se desempeña como enfermero en el Hospital Churruca pero cubre un turno en horario opuesto al que hacía Elizabeth.
En otra entrevista el hombre reveló que la última vez que vio a la víctima había sido la noche anterior en la que habían tenido una discusión. Sin embargo, aclaró: “Fue un intercambio por cosas de lo cotidiano, no hubo gritos ni nada”.