Un exmiembro del Grupo Utoi fue condenado a 18 años de prisión por el homicidio de Matías Banuera, el adolescente asesinado de un disparo en la cabeza en julio de 2017 en Quilmes, y otros dos efectivos recibieron penas de 3 años de prisión en suspenso por el encubrimiento del crimen.
El principal sentenciado es Cristian Mariano Alejos, quien al momento del hecho era agente de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la Policía Bonaerense y a quien el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Quilmes le atribuyó el delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego. Según las fuentes, los otros dos policías acusados, Maximiliano Aguirre y Lucas Bullosa, fueron hallados culpables de encubrimiento agravado.
A su vez, el tribunal dispuso que los tres condenados cumplan con prisión domiciliaria.
Margarita Jarque, abogada de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), querellante en el juicio, adelantó que van a apelar esta decisión del TOC 2 quilmeño respecto de Alejos por la gravedad del hecho que se le atribuye. De hecho, en los alegatos tanto la querella como la fiscalía habían pedido que Alejos “que también recibió una pena de 10 años de inhabilitación para ejercer en la policía- fuera condenado por homicidio calificado, el cual prevé la prisión perpetua.
Por el caso hubo otro efectivo involucrado. Se trata de Manuel Argañaraz, quien en diciembre de 2020, en el marco de un juicio abreviado, acordó una condena de dos años y ocho meses de ejecución condicional por encubrir el crimen de Banuera.
El juicio comenzó el 31 de agosto pasado y en la primera audiencia las partes brindaron sus respectivos lineamientos, en tanto los acusados no declararon y se incorporó por lectura el testimonio del amigo de Banuera que estaba con él al momento del hecho y que quedó muy afectado por lo sucedido ya que por entonces tenía solo 13 años.
Luego fue el turno del padre del adolescente asesinado, quien contó cómo se enteró de lo sucedido, y de varios vecinos del barrio donde se produjo el hecho. Entre estos últimos declaró una pareja que residía en una casa de donde le sustrajeron una moto, robo que los policías acusados le atribuyeron a Banuera y sus amigos; aunque estos testigos dijeron que no llegaron a ver quién se había llevado el rodado.
También declaró otro vecino, quien contó que él escuchó los gritos de un chico y que desde su terraza vio al amigo de Banuera junto al cuerpo baleado de la víctima, pero que los acusados no estaban en el lugar, por lo que llamó al 911.
Según Jarque, los testigos coincidieron en que en la escena del crimen había una buena visibilidad a pesar de la nocturnidad y que los efectivos estaban en condiciones de observar las siluetas de la víctima y sus amigos, dado que había unos setenta metros entre el sitio de donde partieron los disparos y donde cayó el adolescente baleado.
El crimen ocurrió el 29 de julio de 2017, cuando Banuera se encontraba junto a un grupo de amigos en la esquina de Vélez Sarsfield y 402 bis y fueron abordados por cuatro policías que estaban fuera de servicio y salían de una casa donde se festejaba un cumpleaños.