Un albañil fue condenado ayer en un juicio oral a la pena de prisión perpetua por haber asesinado de nueve puñaladas a su esposa porque ella quería separarse y ya tenía una nueva pareja, en 2017 en Florencio Varela, informaron fuentes judiciales.
La máxima pena recayó sobre Sergio Omar Giola (46) por el “homicidio calificado por el vínculo y por mediar violencia de género” de Karina Elizabeth Alonso (39).
La decisión del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Quilmes, coincidió con el pedido que la fiscal Mariel Calviño realizó en la etapa de alegatos.
Por su parte, el defensor oficial José María Mastronardi no había cuestionado la autoría del hecho aunque consideró que el acusado actuó bajo “emoción violenta” y, subsidiariamente, solicitó que se le apliquen “circunstancias extraordinarias de atenuación”, con lo que buscó evitar la pena perpetua.
Luego de los alegatos de la semana última, el albañil pronunció sus “últimas palabras” y dijo sentirse “arrepentido” de lo que hizo, ya que “amaba” a Alonso, al tiempo que les pidió perdón a sus hijos y a las autoridades.
El debate comenzó el lunes de la semana pasada con la declaración de varios testigos, entre ellos, la hija de Giola y Alonso, quien al momento del crimen tenía 19 años, presenció lo ocurrido entre sus padres e, incluso, intentó defender a su madre.
También declaró el acusado, quien reconoció ante los jueces Cecilia Maffei, Pablo Pérez Marcote y Pablo Pereyra que mató a su esposa porque le había descubierto “una infidelidad”, pero que no recordaba exactamente cómo lo había hecho.
Esto coincidió con lo que ya se había establecido en la instrucción de la causa, cuando el albañil se presentó en la comisaría el mismo día del crimen y confesó el hecho.
El episodio ocurrió en alrededor de las 7.15 del jueves 21 de septiembre de 2017, en una casa ubicada en Agrelo al 1100, del barrio El Molino de Florencio Varela, donde Alonso fue hallada asesinada de nueve puñaladas, la más grave de ellas a la altura del cuello.
Los pesquisas establecieron que la mujer fue atacada por su esposo cuando llegó en un remís a su casa y discutió con él cuando descubrió que le había mentido al decirle que regresaba de la vivienda de una amiga.
“Ya está, ya la maté, me voy a la comisaría”, dijo el acusado tras el ataque y se dirigió a la seccional 2da, donde confesó.
De acuerdo a los investigadores, Giola tenía una restricción perimetral para acercarse a su esposa desde el 29 de junio de 2017, dispuesta por el Juzgado de Paz de Florencio Varela, a pesar de la cual, seguían conviviendo aunque en habitaciones separadas.
La hija de ambos contó a los pesquisas que la relación entre ellos no era buena y que discutían habitualmente porque la mujer tenía una nueva pareja.
En ese sentido, la joven reconoció que había violencia verbal pero no física de parte de su padre hacia a su madre, quienes también tenían un hijo de por entonces 10 años.
En tanto, los peritajes psicológicos realizados al acusado -y que se incorporaron por lectura al debate oral- determinaron que era muy “dependiente afectivamente” y, por ende, ese vínculo era como de “vida o muerte”, por lo que tenía una imposibilidad de encontrar otra solución a la ruptura.