Máximo Thomsen, uno de los ocho rugbiers acusados del crimen de Fernando Báez Sosa, declaró ayer por primera vez en el juicio por el caso, pidió “disculpas”, dijo que él “jamás” tuvo “intenciones de matar a alguien” y que reaccionó “tirando patadas” ante una “piña en el rostro”, al tiempo que reconoció como propia la zapatilla con sangre de la víctima y que dejó su impronta en el rostro del joven asesinado.
“Quiero pedir disculpas principalmente porque jamás, jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien. Yo jamás en la vida tuve esa intención y quiero pedir disculpas”, sostuvo esta tarde el imputado al declarar por casi una hora ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, a cargo del debate.
Fue el propio Thomsen (23) quien pidió hablar en el recinto luego de escuchar a su madre, Rosalía Zárate y quebrarse.
“Jamás en la vida tuve intención de matar a nadie porque vengo escuchando todos los días que yo organicé, que soy líder”, insistió y luego de su descargo recordó lo que hizo junto a sus amigos en las horas previas al crimen cuando arrancaron yendo a “comer a un lugar que tenía promociones” y acordaron comprar “entrada con anticipación” para ir a bailar a “Le Brique”.
“Nos preparamos para ir a la playa y me acuerdo que llevamos dos heladeras y que teníamos que ir lejos del centro porque estaba el operativo y no dejaban pasar. Nos pusimos a tomar, pusimos música y cuando ya se estaba haciendo de noche ya estábamos medio mamados”, relató.
Después contó que él se quedó en la fila de “Le Brique” para garantizarse entradas porque el día anterior no habían podido conseguir.
“Fui a la casa con las diez entradas que tenían una consumición cada una, seguimos tomando y nos empezamos a preparar para ir a la previa. Llevamos una botella cada uno”, contó en referencia a la “previa” fue en otra casa donde “había muchos conocidos” y de la que entre las 3.30 y las 4 se fueron para el boliche.
“Fui el primero que entró y fui directo a la barra a cambiar la consumición”, continuó y recordó que posteriormente los empleados de seguridad los retiraron por la fuerza.
Una vez en la calle, el acusado dijo que sintió que le “pegan una piña en la cara” y que reaccionó “tirando patadas”.
“No sé a quién, no sé a dónde, estoy seguro que una o dos patadas he pegado, pero jamás con la intención de matar a nadie”, explicó y agregó que después de esas agresiones se fueron del lugar.
Momentos más tarde llegó uno de sus amigos que le dijo: “Creo que terminó mal”, ante lo cual, él le dijo: “¿Cómo?, Capaz te estás confundiendo con otra de las peleas, si fueron segundos…. Fue un abrir y cerrar de ojos.”
Tras su exposición, el acusado aceptó responder preguntas del fiscal Gustavo García, pero solo referidas a él y no de otras personas.
Así contó que en a la salida del boliche él vio “un grupo grande de chicos con un amigo, como que se iba a enfrentar” y que al acercarse fue cuando sintió “un golpe en la cara”.
Y ante las preguntas del fiscal para que identifique a quiénes veía en uno de los videos del hecho, Thomsen dijo: “Yo no soy”, y no aceptó responder quién era.
Entonces le repreguntaron si sabía a quién le estaban pegando en el video y él respondió: “Hoy en día por todo lo que vi, sé que es la víctima.”
-¿Qué hizo usted? – inquirió el fiscal.
-Yo cuando entré a la ronda y recibí el golpe y pegué una patada o dos, no sabía ni a quién ni cómo. En ese momento no sabía a quién le había pegado.
-¿Le pegó a esa persona que está en el suelo?
-No sé.
-¿Esta persona estaba caída, estaba parada?
-No recuerdo. En ese momento estaba en shock – señaló Thomsen en referencia a su expulsión previa del boliche cuando él sintió que se “asfixiaba” por la forma en la que lo sacaron los empleados de seguridad del local.
El fiscal le volvió a preguntar su reconocía que él estaba en el video, pero el acusado respondió que solo entró a la ronda tirando patadas.
Por ello le consultaron sobre las patadas y el acusado explicó: “Dije que quizás una, quizás dos, pero no recuerdo.”
Y reiteró que no iba a responder preguntas referidas a otras personas.
Seguidamente, el fiscal le preguntó sobre algunas prendas halladas adentro de la casa donde fue detenido junto a los otros acusados, si son de alguno de ellos y ante cada foto de las mismas que le mostraron dijo: “No es mía.”
-¿Esa camisa es suya?
-No lo recuerdo.
Sin embargo, el acusado sí reconoció el calzado que, según los peritos, tenían sangre de la víctima y dejaron marcas en el rostro de Fernando.
-Esa zapatilla marca Cyclone son de su propiedad?
-Son mías.
-¿Era la que usted usaba la noche del 18 de enero de 2020?
-Sí.
Mientras que, en otro tramo del interrogatorio, intervino el fiscal Juan Manuel Dávila:
-La persona que está en el piso, ¿advierte si tenía alguna reacción?
-En ese momento yo no miré, no presté atención. Yo miré hacia arriba.
-¿En los videos que se han estado pasando desde hace doce jornadas se vio reflejado alguien que le haya pegado a usted?
-No lo advertí.
A su turno, Fernando Burlando, abogado de los padres de Fernando, tomó la palabra para preguntar.
“No me siento cómodo respondiendo a una persona que me insultó mucho, insultó a mi mamá”, dijo Thomnsen cuando el letrado quiso comenzar a interrogarlo.
-¿Por qué se cambió la ropa? – preguntó Burlando.
-No voy responder.
El abogado lo quiso interrogar también sobre lo que hicieron después con otros de los acusados como, por ejemplo, ir a comer a McDonald`s.
-No voy a responder.
Ante esta situación, finalmente intervino la presidenta del tribunal, la jueza Claudia Castro, para recordar que el acusado tiene derecho a no responder.