Docentes multilingües se pronunciaron por revitalizar las lenguas indígenas e incorporarlas a la vida cotidiana para “adquirir su forma de representar el universo, su cosmovisión y espiritualidad”, en la víspera del Día Internacional de la Lengua Materna.
La educación multilingüe es el tema elegido este año por la Unesco para celebrar este Día con el objetivo de promover la diversidad lingüística y cultural y el plurilingüismo a nivel mundial.
Actualmente en Argentina se reconocen entre 16 y 36 lenguas indígenas con distintos grados de vigencia entre las poblaciones, y cuatro hablantes y docentes de las lenguas qom, guaraní, quechua y mapuche remarcaron a Télam la importancia de mantener vigentes las lenguas indígenas, que en muchos casos se encuentran en estado crítico.
Esto, coincidieron, sería “un paso esencial al momento de descolonizar nuestros Estados en todos sus niveles” y además, “porque la lengua es la puerta de acceso a cosmovisiones que practican el buen vivir, tan necesario en los tiempos que corren”.
Las y los entrevistados también destacaron como importante la incorporación de la pregunta lingüística en el Censo 2022 que arrojará datos más cercanos a la realidad respecto de la cantidad de hablantes indígenas, “puesto que no hay estudios estadísticos, exhaustivos, nacionales o internacionales, realizados en el país con esta intención”.
En la localidad chaqueña de Pampa del Indio se enseñan las lenguas de los pueblos qom, wichí y moqoit en el Centro de Estudios Superiores Bilingüe Intercultural (Cesbi), creado en 2011, donde funciona un instituto con cinco carreras terciarias y dos escuelas secundarias. Todos los profesorados y tecnicaturas se dictan con la modalidad bilingüe intercultural.
Miguel García, docente qom y rector del complejo educativo, señaló a Télam que “esta institución fue propuesta por el Consejo Qompi, que es una organización indígena de chaco que lucha por el derecho a la educación bilingüe intercultural y respeta la forma de organización ancestral”.
“Actualmente el instituto cuenta con una matrícula de 370 estudiantes entre las distintas carreras; quienes al egresar se suman al sistema educativo provincial para dictar clases en escuelas secundarias de Chaco”, afirmó García.
La educación bilingüe intercultural es una modalidad que comenzó a gestarse, en esa provincia, a partir de la sanción de la “Ley Provincial del Aborigen”, en 1987, que reconoce que los pueblos qom (tobas), wichí y moqoit (mocoví) “tienen derecho a estudiar su propia lengua en las instituciones de enseñanza primaria y secundaria de las áreas aborígenes”.
Por otro lado, Verónica Gómez, investigadora y profesora de lengua guaraní en el Centro Universitario de Idiomas (CUI) de la Universidad de Buenos Aires y en el municipio de Tigre, contó: “hace más de 10 años que estoy dando clases de guaraní y veo que mucha gente va a las cursadas con la inquietud de recuperar el idioma de sus madres, padres, abuelos y ancestros y terminan fortaleciendo su identidad guaraní y sus raíces indígenas”.
La profesora vive en Quilmes y pertenece a una de las primeras familias de origen paraguayo que se radicaron en la zona.
“Si bien existen diferentes formas de hablar el idioma guaraní, dependiendo de la región y de la parcialidad identitaria. En la actualidad se puede dividir a grandes rasgos en dos variedades, el guaraní occidental que se habla en el Gran Chaco argentino-paraguayo-boliviano que se pronuncia con un acento mas grave, y el guaraní oriental que comprende las regiones orientales de Paraguay y las provincias argentinas de Misiones, Corrientes y Formosa”, explicó.
Respecto al grafemario o alfabeto escrito, Gómez, relató que “unos años antes de que se oficialice nuestro idioma en Paraguay, las personas que estaban trabajando para la oficialización crearon un alfabeto que es utilizado en aquel país, pero también hay otros en Argentina y Brasil que difieren del paraguayo”.
En cuanto al alfabeto escrito, si bien las lenguas indígenas ancestralmente no utilizaban grafemario tal como los conocemos en la actualidad, “el idioma mapuche se empezó a escribir por los años 1600, por personas que pertenecían a distintas corrientes evangelizadoras”, indicó a Télam Pablo Cañumil, integrante de la comunidad Cañumil, quien hace mas de diez años enseña y sigue aprendiendo el “mapuzugún” (lengua mapuche).
Cañumil, a su vez, es “Kimelfe” (persona que enseña) del Instituto Nacional de Lengua Mapuche “Mapuzuguletuaiñ”, también docente de la Universidad Nacional de Rio Negro, en la materia “Elementos de mapuzugun” que forma parte de la carrera de Letras y de Antropología .
“Recién el el año 1986 integrantes del pueblo mapuche se reunieron para tratar de unificar una escritura y en ese año salieron varias formas de escribir; en la actualidad los grafemarios mas utilizados son el azümchefe, el unificado y el ragilhew”, explicó el docente mapuche
Para Cañumil, “la importancia en estos momentos, es recuperar algún nivel de uso del mapuzugún en nuestra vida cotidiana, en nuestro andar como mapuche, porque mantener el mapuzugún u otras lenguas es también tener diferentes miradas de una cosa; cada idioma aporta algo a nuestras vidas cuando lo aprendemos”.
En la actualidad muchas lengua se encuentran en una situación critica, entre ellas el mapuzugún, “por eso es que hoy se está hablando de revitalización, que resumidamente seria poder darle vigor a ese idioma, vitalidad, recuperar algún nivel de uso en nuestras vidas cotidianas de las personas mapuche”.
A su vez, señaló, que “toda lengua tiene una forma de representar el universo que rodea a cada persona con respecto a la espiritualidad, por eso si se quiere aprender sobre cosmovisión y espiritualidad es necesario aprender el idioma primero”.
La lengua mapuche
Mapuches y quechuas han compartido desde tiempos remotos extensos territorios de encuentro e intercambio “por lo que palabras de ambos idiomas se pueden encontrar en el habla y las prácticas culturales del otro”, señaló a esta agencia Suyana Magalí Gingins, integrante de la comunidad Mink’akuy Tawantinsuyupaq.
Susana es profesora de lengua y cultura quechua en Universidad Nacional de La Plata; docente del Programa de Lenguas de la Universidad Nacional de San Martín; del Centro Universitario de Idiomas; Casa Cuzco y la Municipalidad de Almirante Brown.
La lengua quechua o quichua es hablada en una gran extensión territorial a lo largo de toda Sudamérica: “Se dice que esta forma de nombrar al idioma proviene de la voz ´qheshwa´ que quiere decir ´valle templado´ haciendo referencia al lugar en el que esta cultura ancestral se desarrolla. esta palabra se utiliza también para nombrar a todas las personas y seres que habitan los valles y la cultura de este pueblo”, explicó Suyana.
“También existe una manera de nombrar sólo al idioma en el habla propia y es ´runasimi´ que significa ´voz de la gente´, señaló.
La escritura actual del “runasimi” utilizando el alfabeto latino tuvo sus inicios durante los primeros años de Colonia, de la mano de cronistas y curas, estos últimos con la intención de aprender y enseñar la lengua para evangelizar.
“Es importante mencionar que la escritura alfabética no es el único tipo de escritura posible y que más allá de que la conquista haya destruido las casas de estudio propias de nuestra cultura milenaria y se haya ´perdido´ mucha información, hasta el día de hoy podemos ver indicios de sistemas de reproducción de mensaje como fueron los toqapus, los khipus y como son los dibujos o ´pallay´ representados en los tejidos de cada comunidad”, relató.
Runasimi “es un idioma que presenta muchas variedades dialectales vinculadas a su propio devenir en cada región, y una gran cantidad de hablantes, que se estima entre los 8 y 10 millones en la actualidad”, añadió.
Este idioma se constituyó como la lengua de intercambio comercial y de parentesco del extenso territorio del Tawantinsuyu, hoy mal conocido como Imperio Incaico. Esta gran confederación abarcaba desde lo que hoy se conoce como sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, norte de Argentina y Chile.
La fecha del Día Internacional de la Lengua Materna fue proclamada por la Unesco el 21 de febrero de 2000, y se celebra en la misma fecha cada año en todo el mundo, en reconocimiento del Movimiento por la Lengua Bengalí, que conmemoró en Bangladés el Día del Movimiento por la Lengua desde 1952, cuando la policía y el ejército del Estado pakistaní, que ocupaba Bangladesh, abrieron fuego contra la multitud hablantes de lengua bengalí que se manifestaban por sus derechos lingüísticos en Dhaka, Bangla.