El miércoles será la audiencia de cesura donde se le aplicará la pena a Brian Darío Montes, integrante del Grupo Halcón, declarado culpable por la muerte de un joven de 17 años. La fiscal y el particular damnificado, la Correpi, pidió que sea encuadrado como un “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
El juez Fernando Celesia del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Quilmes pasó a un cuarto intermedio cuando se realice la audiencia de cesura en la que fijará la pena.
Previamente a la deliberación del jurado, la fiscal María de los Ángeles Attarian Mena pidió que sea encuadrado como un “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, que estipula una pena de entre 10 años y medio y 33.
En tanto, la abogada María del Carmen Verdú, referente de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y representante de la familia de la víctima, solicitó que le endilguen el mismo delito por el que Montes llegó acusado, “homicidio agravado por la condición de miembro de una fuerza de seguridad el autor”, que prevé prisión perpetua.
Por su parte, el defensor Jorge Scacciaferro requirió la absolución al considerar que se trató de una “legítima defensa”. “Vamos a pedir treinta y tres años porque hay agravantes particulares como el hecho de que Fabián era un niño, porque Montes se dio a la fuga en vez de llamar al novecientos once y quedarse a disposición de la Justicia y porque no mostró nada de arrepentimiento”, afirmó Verdú, quien además solicitará el inmediato traslado a una unidad penitenciaria.
“Dijo que cuando estuvo detenido compartió pabellón con ‘bocha’ de policías encarcelados por culpa de Correpi, que lo habían escrachado y publicado su foto, y que yo vivo como un trofeo cada policía que logro condenar, lo cual asentí con la cabeza ya que llevo contabilizados todos los policías que condenamos. En ningún momento le dijo a los padres ‘perdónenme que les maté a su hijo'”, aseguró Verdú.
Durante el juicio, las partes escucharon los relatos de dos testigos presenciales, los peritos de la Gendarmería Nacional y del mismo imputado, quien había dicho que dos delincuentes armados lo asaltaron mientras estaba frenado en un semáforo a bordo de su auto.
Sin embargo, el jurado popular, tras deliberar menos de una hora, consideró que se trató de un homicidio doloso, por lo que no dio por probado ningún intento de robo.
El hecho que condenó al policía
El hecho ocurrió el 6 de febrero de 2018, alrededor de las 8, en el cruce de la avenida La Plata y Jujuy, en inmediaciones del asentamiento Los Eucaliptos de Quilmes. Montes iba uniformado a bordo de su auto Volkswagen Polo y al llegar al semáforo frenó cuando, según él, vio a una persona en moto que se le “vino por la ventanilla del conductor” y del lado del acompañante un joven que le tomó “la mano derecha”.
De acuerdo a su versión, ambos estaban armados y uno le gatilló pero la bala no salió, por lo que al grito de “alto policía” agarró su arma que había dejado de su pierna con la que primero efectuó dos disparos hacía “el de la moto” y otros cinco “sin mirar para donde”.
Tras ello, el condenado huyó del lugar en el auto hacia su trabajo y recién al otro día, acompañado por sus superiores, se presentó en la comisaría.
“Fabián, que vivía a 150 metros del lugar, recibió tres disparos de atrás para adelante, dos de ellos en la espalda que le atravesaron los pulmones, el bazo y el corazón y el restante en la parte de atrás de una pantorrilla”, precisó la abogada Verdú.
La letrada añadió que Gendarmería peritó las siete vainas servidas encontradas del lado derecho del auto, sobre la vereda, lo cual contradijo la versión de Montes respecto a que disparó hacia el lado izquierdo ya que los peritos coincidieron en que de haber sido así deberían haber quedado adentro del rodado.
Además, Verdú valoró el testimonio de un hombre que tenía un taller mecánico a media cuadra del lugar del asesinato. “El tallerista lo conocía del barrio a Fabián, que en ese momento se acercó para pedirle un cigarrillo y luego ingresó para seguir trabajando en su negocio. Segundos después escuchó unas detonaciones y salió para ver lo que había pasado, vio al chico tirado en el piso, en ningún momento le vio algún arma de fuego, ni antes ni después”, resaltó la abogada.