Con la declaración del médico que llevó adelante la autopsia a Andrés Ismael Sosa como de dos testigos claves en el proceso se desarrolló ayer la segunda jornada de audiencias de producción de prueba que se sigue a los dos imputados por el homicidio del vecino de Florencio Varela. Ayer el médico precisó que Sosa tenía lesiones en “órganos vitales”, las más graves en la cabeza. Asimismo dos de los convocados mencionaron que vieron como “una señora rubia en una Partner dejaba a la víctima en la casa donde lo mataron y luego no salió más”.
La doctora que llevó adelante el informe de autopsia refirió a las lesiones que presentaba el fallecido Sosa, que eran en órganos vitales y que además de los golpes en la parte del cráneo; Sosa tenía una herida de arma de fuego en su cuerpo. Asimismo puntualizó que por la entidad de los golpes “no podía haber tenido sobrevida”.
Luego fue el turno de dos testigos claves para el juicio, dichos testimonios fueron los que permitieron dar con los restos de Sosa, que estaban enterrados en el cementerio municipal de Ezpeleta como NN. Ambos refirieron a que vieron como “una señora rubia dejaba en una camioneta Partner a Sosa en la casa de San Francisco Solano y de donde nunca más salió”.
Más adelante uno de ellos recordó que “se escuchaban gritos, música fuerte, y quejas de una persona” compatibles con alguien que recibe golpes. A preguntas del fiscal Pelayo como de los defensores oficiales, Ferrari e Iacono recordó que “era frecuente ver a los imputados en esa casa, porque arreglaban autos en la vía pública”. Oscar Lell y Hugo Olivi están sentados en el banquillo de los acusados por “homicidio agravado por ensañamiento y alevosía” en contra de Andrés Sosa; lo que prevé una pena de prisión perpetua.
Los hechos llevados a juicio oral se dieron el 7 de diciembre de 2020, cuando la familia de Sosa; radicó la denuncia por su desaparición, expresó las sospechas sobre que había sido víctima de un hecho violento y apuntó hacia una pareja que eran sus inquilinos en el mismo terreno en el que vivía en el barrio Presidente Sarmiento.
Recién siete meses después, al hacerse público el caso mediante un informe televisivo, un testigo -el que declaró ayer- reconoció a Sosa y así se estableció que había sido asesinado en una vivienda en San Francisco Solano. Por ese crimen fueron apresados Lell y Olivi, pero como a la víctima le habían quemado las huellas digitales y no tenía documentación, no habían lograron identificarla por lo que la habían enterrado como NN.
Los jueces Alberto Ojeda, Andrea Calaza y Sandra Fragomen; del Tribunal Oral N° 4 de Quilmes seguirán en las próximas horas con el juicio oral y público.