Ingresa en el tramo final el juicio que se sigue a dos acusados de matar golpes y de un tiro en una finca de San Francisco Solano a Andrés Ismael Sosa, el changarín de Florencio Varela, asesinado en diciembre de 2020. En la última audiencia declararon los dos imputados que se situaron en la escena del crimen; Hugo Olivi dijo que no participó del crimen mientras que Lell adujo que la víctima le había querido robar. Mañana serán los pedidos de pena de la fiscalía como de las defensas ante el Tribunal Oral N° 4 de Quilmes.
Tensión se vivió en la sala del tercer piso del Oral 4 con los testimonios de los encartados que pidieron por medio de sus letrados, Lorena Iacono y Facundo Ferrari poder hacer uso a su derecho a declarar. De forma escueta refirieron a que el 7 de diciembre de 2020 estuvieron en la finca de Solano donde se dieron los trágicos hechos.
Olivi, al que muchos señalaron como el Cordobés, indicó que no tuvo nada que ver con los hechos y que tenía intenciones de ir a la comisaría a hacer la denuncia de lo acontecido y explicó como Lell lo golpeó mortalmente a Sosa. Luego compareció el imputado Lell que recordó que la víctima Sosa le había querido robar en el taller que funcionaba en ese inmueble de la localidad quilmeña.
Los jueces Alberto Ojeda, Andrea Calaza y Sandra Fragomen escucharon los relatos y con los mismos se dio por cerrada la etapa de producción de prueba para que mañana las partes brinden su alegato.
Vale remarcar que en caso de ser hallados responsables penales de los hechos Olivi y Lell podrían ser condenados a la pena de prisión perpetua. Tras los pedidos de pena de mañana los magistrados pasaron a deliberar para pronunciar en los próximos días veredicto. Andrés Ismael Sosa fue encontrado por su familia siete meses después, al hacerse público el caso mediante un informe televisivo, un testigo (que declaró en el juicio) reconoció a Sosa y así se estableció que era la misma persona de la que había escuchado agonizar el día de los hechos. Por ese crimen fueron apresados Lell y Olivi, pero como a la víctima le habían quemado las huellas digitales y no tenía documentación, no habían lograron identificarla por lo que la habían enterrado como NN en el cementario de Ezpeleta.