El cuerpo de Lautaro Morello, el joven asesinado en diciembre pasado luego de haber desaparecido de Florencio Varela junto a su amigo Lucas Escalante, cuyo paradero aún se desconoce, fue exhumado ayer para tomar muestras y realizar cotejos de ADN, mientras que los pesquisas buscan más indicios en los aparatos de comunicación vinculados al comisario mayor de la policía bonaerense detenido por el caso.
Fuentes judiciales informaron que la exhumación fue llevada a cabo por peritos de la Policía Federal Argentina (PFA) en el cementerio municipal varelense.
Esta diligencia fue solicitada por la familia de la víctima, ya que nunca se certificó genéticamente que el cuerpo perteneciera al joven.
Por ello, los peritos tomaron muestras del cadáver para cotejarlas con el perfil genético de los padres de Morello (18) y se estima que los resultados se conocerán en unos 20 días.
Las mismas fuentes recordaron que la identificación del cuerpo, que se encontró semicalcinado, se había realizado a través de las huellas dactilares, por lo que para los investigadores no hay dudas de que pertenece a Morello.
A su vez, los expertos en comunicaciones de la PFA lograron analizar el contenido de algunos de los siete teléfonos celulares secuestrados al comisario mayor Francisco Centurión y su familia y hallaron “indicios” sobre el posible destino de Escalante, aún desaparecido.
“Los GPS nos brindan datos para poder hacer nuevos rastrillajes”, explicó una fuente de la pesquisa.
El mismo investigador señaló que uno de los aparatos a los que todavía no pudieron acceder los peritos es el celular personal de Centurión, por lo que el lunes próximo volverán a intentarlo en los laboratorios de la PFA.
A su vez, el comisario mayor tenía otro celular que le fue secuestrado en un bolso, junto a una laptop y una tableta, que también están siendo analizados.
En tanto, el fiscal de la causa, Daniel Ichazo, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 de Berazategui, tiene previsto pedir el martes próximo a la Justicia de Garantías que dicte la prisión preventiva de Centurión, dado que se vence el plazo de 30 días desde la detención formal del acusado para hacerlo.
Por su parte, el comisario mayor hasta el momento no dio su versión de los hechos ante el fiscal, ya que luego de haber sido detenido a mediados de julio se negó a declarar al ser indagado por los delitos de “sustracción de caudales públicos en concurso real con privación ilegal de la libertad agravada por haber durado más de un mes (en el caso de Escalante) y por ser cometida con violencia”.
En esta causa, también están detenidos Cristian y Maximiliano Centurión, hijo y sobrino del jefe policial, ambos acusados del homicidio de Morello y de la privación de la libertad de Escalante; y el exjefe de la seccional de Bosques, comisario Sergio Enrique Argañaraz, por el encubrimiento del caso.
El mayor de los Centurión, quien ya fue desafectado de la fuerza por decisión de la Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense, resultó herido de un tiro en un tobillo cuando intentó fugarse de los policías federales que fueron a detenerlo a su casaquinta de la localidad de La Capilla, en Florencio Varela.
A raíz de ello, debió permanecer en observación y con custodia policial durante dos días en el Hospital Maternal “Mi Pueblo”, tras lo cual, lo alojaron en la Alcaidía de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA, en la calle Gral. Madariaga 6976, en el barrio porteño de Villa Lugano.
Escalante (26) fue visto por última vez el viernes 9 de diciembre en la localidad de Bosques, de Florencio Varela, cuando pasó a buscar a Morello para salir a festejar el triunfo de la Selección Argentina ante Países Bajos por las semifinales del Mundial de Qatar a bordo de un auto BMW que al día siguiente apareció incendiado.
El cuerpo de Morello fue encontrado cerca de las 21.30 del jueves 15 a la vera de la autopista en construcción Buen Ayre, en Guernica, partido de Presidente Perón, recostado boca abajo, “semicalcinado y en avanzado estado de descomposición” y, según la autopsia, la muerte se produjo por “asfixia mecánica”.
El último destino en el que quedó acreditado que estuvieron los dos amigos, en base a la declaración de testigos y por el análisis de antenas de celular y cámaras de seguridad, fue la casaquinta del comisario mayor Centurión, en La Capilla.
Si bien el móvil del hecho aún no está esclarecido, una de las hipótesis que se investiga es que los dos principales imputados detenidos por el caso, Cristian y Maximiliano Centurión, le ofrecieron como anzuelo a las víctimas los vales de nafta gratuitos que tiene la policía bonaerense para abastecer los móviles de combustible.