Jonathan tiene 31 años y permaneció detenido los últimos seis por cometer un robo calificado cometido con un arma de juguete. Días atrás recuperó su libertad desde la Unidad 18 Gorina, ubicada en las afueras de La Plata, y gracias al oficio de herrero que adquirió en un establecimiento penitenciario obtuvo un trabajo a horas de estar en la calle.
En calidad de liberado obtuvo trabajo en una herrería de la zona norte de la ciudad de La Plata, y, además, a partir de febrero, trabajará para la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA) capacitando a internos de las cárceles de la provincia de Buenos Aires.
Jonathan es padre de dos hijos y ni bien salió de la cárcel se instaló en su casa ubicada en Quilmes. “En la Unidad 42 de Florencio Varela, un compañero, Jorge, soldador profesional, me enseñó algunas cuestiones propias de la labor. Luego, con los conocimientos necesarios y acompañado por personal del Servicio Penitenciario fui perfeccionándose hasta convertirme en capacitador de mis pares”, contó el hombre.
“Usar máquinas, herramientas, siempre me fascinó. La herrería era una buena apuesta a futuro y hubo un momento en el que me pregunté qué iba a hacer el día de mañana, qué sabía hacer. Ahí pensé: o sigo robando y vuelvo a la cárcel, y pierdo mi vida, mis hijos, mi familia, o realmente me propongo hacer algo diferente”, agregó Jonathan.
Ahora, con sus seres queridos empezó una vida lejos del delito. “Creo, en lo personal, que es un gran logro tener un oficio, saber algo, ser alguien”, contó Jonathan con una profunda convicción de cambio.
El período de la condena que transitó Gómez en la Unidad 42 sirvió para capacitarse. En tanto, en la Unidad 18 de Gorina repartió su tiempo entre el aprendizaje y el dictado de cursos de Herrería, Soldadura y Confección de Juegos Didácticos. Hoy se reconoce un amante del diseño de estilo europeo con hierro forjado y ornamentos especiales.
Jonathan admitió que su paso por la cárcel no fue en vano. “Las personas tienen un muy mal concepto sobre lo que se genera y ocurre dentro de una cárcel. La gente ve series como ‘El Marginal’ y piensa que es así, pero no lo es. Adentro de la cárcel se trabaja un montón, se aprende y se hacen un montón de cosas con fines solidarios. La gente tiene que saber que los penales no son un programa de televisión”.