La hermana de Salvador Altamura, el abogado desaparecido desde julio del 2020 y supuestamente asesinado, vinculó su crimen a los negocios que mantenía con el excomisario mayor Francisco Centurión, detenido en el caso por la desaparición de Lucas Escalante y Lautaro Morello, y con un empresario que estuvo detenido por la fuga en 2015 de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez.
“Salvador importaba telas para realizar carpas para luego vendérselas al ‘Faraón’ (Marcelo) Melnyk, relacionado a la causa de efedrina. Por otro lado, Centurión facilitaba los clientes para los loteos de terreno que tenía mi hermano en Varela. Creo que la desaparición tiene que ver con esto”, aseguró Lilia Altamura, al declarar como testigo en la tercera audiencia del juicio por el crimen de su hermano.
Las expresiones de la mujer se dieron en los Tribunales de Quilmes ante los jueces del Tribunal Oral 3, Darío Hernández, Alejandro Portunato y Julián Busteros.
Darío Dening, quien era el mejor amigo de Altamura, llegó al debate detenido, acusado del delito de “robo calificado por el empleo de llave verdadera en concurso real con homicidio criminis causa”.
Allí, además la hermana de Altamura afirmó estar distanciada de Salvador desde el 2013 a causa de una pelea familiar, aunque aseguró conocer que mantenía distintos negocios con el comisario mayor Centurión, actualmente investigado por la desaparición de Escalante y la muerte de Morello, y “El Faraón” Melnyk, comerciante imputado por colaborar con la triple fuga a fines del 2015 de Víctor Schillacci y los hermanos Martín y Christian Lanatta del penal de General Alvear.
De esta forma, la mujer vinculó la desaparición de su hermano con esas relaciones y dijo que Salvador se dedicaba a realizar préstamos de dinero.
Otros testigos
La tercera audiencia del juicio que investiga el crimen y desaparición de Altamura comenzó a las 10 de la mañana y tuvo doce testigos, entre ellos la mamá, el tío y la pareja del abogado.
Al respecto, al menos siete de ellos aseguraron reconocer al imputado Dening ingresando y egresando del departamento de la víctima luego de su desaparición para luego la descartar la motocicleta en las zonas aledañas a la Villa Itatí.
La primera en dar testimonio fue ,una expareja de Altamura, Pamela Lacur, que ya había declarado parcialmente durante la jornada del miércoles, cuando aseguró que la víctima no tenía enemigos y pidió por la aparición de su cadáver.
“Nunca nadie nos explicó qué pasó con él. La verdad que llegar acá y no saber dónde está el cuerpo duele muchísimo. Creo en la justicia y que haya paz. Que al menos se encuentre la cadenita de Salvador y decir que estuvo ahí. Cumplió 50 años y no pudimos llevarle ni una flor”, expresó emocionada.
Por su parte, la madre de Altamura, Norma Wambold, consideró que el crimen de su hijo fue por “ambición. Darío estaba muy mal de dinero. Me llama la atención que haya podido llegar a hacer un acto de tanta violencia. Hacerlo desaparecer, con todo lo que él lo ayudó: iban, venían, comían juntos, caminaban”.
Luego de ello, dieron su testimonio dos exparejas de Dening, quienes pidieron que el imputado abandone la sala durante sus respectivas declaraciones, a la vez que denunciaron ser menores de edad cuando salían con el imputado y que ejercía violencia de género contra ellas.
Finalmente, declararon un remisero, dos agentes de la Delegación Departamental de Investigaciones de (DDI) de Quilmes y dos empleados del Apart Hotel Ciudad de Quilmes, donde estuvo hospedado el imputado con una novia.
El juicio por el crimen de Salvador comenzó el pasado martes, donde el fiscal Nieva Woodgate indicó en sus lineamientos que Dening mató a Altamura con el objetivo de robarle dinero y que lo hizo “de manera tan efectiva que logró la desaparición de su cuerpo”.
Los jueces del Oral 3 seguirán en la jornada de hoy escuchando a otros testigos citados por el fiscal Andrés Nieva Woodgate; mientras que la semana próxima comparecerán los convocados por los letrados particulares que defienden a Dening, Matías Aquino y Nicolás Agustín Payarola Hernayes.