De acuerdo a lo que informaron peritos involucrados en la causa judicial, el asesino dejó en los cuerpos de las víctimas muchos cortes, es decir, reiteradas veces utilizó su cuchilla, aunque lo hizo sin provocar lesiones profundas.
Por lo tanto se especula que utilizó su arma blanca “como un látigo”, según se desprende del resultado preliminar de la autopsia.
Para los especialistas hubo saña y el ataque habría sido realizado con tranquilidad, es decir, el victimario no actuó apresuradamente. Además, los tres cuerpos tienen lesiones en el cuello.
Los peritos lograron determinar que Raúl Bravo , de 54 años, murió como consecuencia de una herida a la altura del corazón, y que Graciela Holsbak, también de 54 años (y la víctima a la que hallaron más lesiones en su cuerpo) presentaba una herida mortal en el abdomen. Alma Manino, la niña de 5 años, murió por una herida en el cuello.
Además, los peritos observaron que también los cuerpos tienen lesiones cortantes compatibles con maniobras defensivas, particularmente por las encontradas en las manos y brazos de las víctimas.
En conclusión, del primer análisis surge que ninguna de ellas recibió golpes, y que el triple crimen fue cometido “con saña ” y “a cuchillazos “, resumieron los peritos.