No fue una tragedia de pura casualidad. Todavía se mantiene el asombro en Villa Gesell por la caída de tres balcones que no provocó heridos pero volvió a poner en agenda la falta de mantenimiento de los inmuebles dedicados al turismo.
El desmoronamiento tuvo lugar a media mañana en medio de una fuerte lluvia. El caso recayó en el fiscal de turno Juan Pablo Calderón, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada 4 de Pinamar.
Por el momento, la Justicia está abocada a decidir qué hacer con el edificio y qué medidas de seguridad tomar, más allá de que por ahora fueron desalojados todos los departamentos afectados.
Para tomar una decisión, Calderón deberá esperar por los informes técnicos de bomberos voluntarios y de la policía científica, aunque la el expediente podría terminar en otro fisical. Como medida preventiva también se clausuraron los balcones de todo el complejo.
Al no registrase lastimados, seguramente, se configure un delito civil que podría ser una estrago culposo. El rol del Municipio, a cargo de las inspecciones, también está bajo la lupa.
El edificio se llama “Gufi Yiyo” y está ubicado en el número 69 de la Avenida Costanera, entre Buenos Aires y 301. El accidente tuvo lugar en el costado frente al mar. La salida de ese perfil quedó cerrada y los inquilinos deberán usar una puerta alternativa. Las actuaciones de los peritos policiales terminaron cerca de las 16:00. La zona quedó delimitada con una cinta de seguridad.
”Se clausuraron el resto de los balcones hasta que el municipio realice mañana una inspección”, afirmó Hugo Piriz, jefe de los Bomberos Voluntarios en diálogo con medios locales
Aparentemente, el balcón más alto, de 6 metros de altura, se vino abajo y generó un “efecto dominó” que hizo caer los otros dos. Entre los escombros podían verse los restos de un tender y de ropa, una imagen que generaba escalofríos entre quienes pasaban por el lugar y se detenían a mirar.
Fuente: Infocielo