P.M.U. recuperó su libertad. Pasó 45 días preso vinculado a un robo con escopeta que conmocionó a William Morris, en Hurlingham, y que hasta se convirtió en cadena nacional por televisión. Lo acusaban de haber entrado a un comercio de ropa femenina y amenazar a sus víctimas (cuatro mujeres, entre compradoras y vendedoras), pero luego de un mes y medio, que incluyó las fiestas de Fin de Año y Navidad, la justicia le dictó la falta de mérito y lo dejó libre de culpa y cargo.
“Me escracharon en todos lados, con mi rostro, nombre y apellido. Espero que ahora se dediquen a limpiar mi honor”, se defendió el joven, que a través de un familiar se contactó con Primer Plano Online. Ahora, su objetivo es encontrar un trabajo que le permita recuperar su plenitud como persona y dejar atrás el mal trago que vivió.
Subyace, en el fondo de la decisión judicial, la puesta en duda sobre el accionar policial y con su correspondiente reprimenda. Es que el juez de Garantías Ricardo Fraga resume que “tuve ante mi vista la filmación obtenida, y resulta notoria la diferencia de estatura y contextura física entre P.M.U. y el sujeto que habría participado en el desapoderamiento, el cual en todo momento estuvo de perfil y además se encontraba cubierto con una gorra, lo cual torna dificultosa su identificación”.
El abogado del joven, de 26 años, cuestionó ante el magistrado el operativo policial que terminó con el arresto, y señaló que la pericia realizada sobre el arma incautada en su vivienda era nula, por haber sido hecho por un perito de la fuerza. “El arma que se llevaron de su casa era un aire comprimido que no funcionaba y cuando supuestamente la peritaron sí andaba. Eso es porque el arma la plantaron, no era de él”, señaló la fuente familiar que habló con Primer Plano Online.
El fallo judicial ratifica esos dichos. En rigor, la Policía incautó un pistolón de un caño con empuñadura de madera, calibre 20, sin numeración visible, una culata de madera de rifle o escopeta, un cuerpo metálico de rifle marca FAR modelo 4960 calibre 4.5 N° 637 sin empuñadura.
Al muchacho liberado, además, los investigadores lo tenían sindicado como el autor de otro robo, en este caso en un almacén-kiosco ubicado en Acoyte y Pedro Díaz, de Villa Tesei. Allí, en abril de 2019, dos sujetos armados robaron, a punta de pistola, dinero en efectivo y un teléfono celular, y escaparon a bordo de una Suran azul. Pero, al igual que en el hecho anterior, la prueba recopilada por la acusación, a cargo de la Fiscalía actuante, no era suficiente para acreditar su participación.
Es más: en su resolución, el magistrado manifiesta que “tampoco resulta claro como el subcomisario Mauro Nicolás Vizgarra (quien investigó el segundo caso) pudo establecer que P.M.U. resultaba el otro coimputado de autos”. Y hasta se atrevió a citar al neurocientífico Facundo Manes en relación a los testigos del hecho convocados a prestar declaración, quienes dijeron primero una cosa y luego, varios meses después, aportaron más detalles, procedimiento al menos curioso.
“La memoria es reconstructiva, es decir, los recuerdos no permanecen inalterables y se pueden modificar… Cuando una persona es testigo de un suceso y después adquiere información nueva sobre ese hecho, esta puede provocar alteraciones en el recuerdo”, concluyó el magistrado.