Familiares y allegados de la adolescente Natalia Melmann, por cuyo secuestro, violación y homicidio fueron condenados a prisión perpetua cuatro policías bonaerenses, reiteraron, al cumplirse 23 años del crimen, su “obligación de intentar hacer justicia” e insistieron en que se investigue la presunta participación de un quinto sospechoso.
En un nuevo aniversario se llevó adelante una marcha desde la plaza central con los reclamos de justicia más vigentes que nunca.
Al recuerdo de la adolescente de 15 años se sumó, además, el pedido sostenido para que los condenados continúen en prisión y que se profundice la investigación respecto de un quinto perfil genético hallado en los peritajes realizados en el marco de la investigación.
“Nosotros y gran parte de la sociedad de Miramar, nos vimos y nos vemos en la obligación de intentar hacer justicia. A través de una lucha que lleva 23 años de vigencia, hemos logrado que cuatro de los cinco partícipes primarios sean condenados a reclusión perpetua, y que al día de hoy continúen recluidos cumpliendo su condena”, expresaron sus familiares en un comunicado.
En ese sentido, recordaron que “Natalia tenía tan solo 15 años” y que “fue privada de su libertad por desaparición forzada, por efectivos de la policía bonaerense, fue víctima de torturas, abuso sexual con acceso carnal agravado”, y que “en su autopista se develo que al menos cinco perfiles genéticos distintos abusaron de ella”.
El asesinato de Melmann en pleno verano de 2001 instaló a nivel nacional un reclamo de justicia, amplificado durante más de dos décadas por su familia y allegados, y por colectivos y organizaciones de la sociedad civil, que se sumarán a la movilización.
Según la investigación, la menor fue obligada a subir a una camioneta de la Policía bonaerense cerca de las 7 del 4 de febrero de ese año, y llevada a una casa ubicada en el barrio Copacabana, en el extremo sur de Miramar.
Allí, “fue accedida carnalmente por vía vaginal, bucal y anal por varias personas”, y luego, “con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual, la víctima fue muerta por asfixia, estrangulada con un lazo confeccionado con el cordón de una de sus zapatillas” y su cuerpo trasladado al vivero Florentino Ameghino, donde lo hallaron cuatro días más tarde.
El crimen provocó la reacción de la comunidad local, que encabezó junto a los familiares de la adolescente decenas de marchas para pedir por el esclarecimiento del caso y produjo incluso un impacto político: el entonces presidente, Fernando De la Rúa, se reunió pocos días después con los padres en Miramar, en un local que el Municipio había habilitado para que ellos recibieran a posibles pruebas.
Un juicio realizado entre septiembre y octubre de 2002 ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Mar del Plata derivó en la condena a prisión perpetua de los policías Oscar Echenique (64), Ricardo Anselmini (56) y Ricardo Suárez (61), como coautores de los delitos de “privación ilegítima de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas”.
También fue condenado en esa instancia pero a 25 años de cárcel Gustavo “el Gallo” Fernández por su participación en el secuestro, aunque esa pena luego fue reducida a 10 años.
Desde octubre de 2017, los tres policías condenados gozaron de salidas transitorias cada dos semanas, pero tras los reclamos de los familiares de la víctima, el Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires anuló ese beneficio un año después.
En junio de 2018 se celebró un nuevo juicio, esta vez en el TOC 4 marplatense, a un cuarto policía, Ricardo Panadero, imputado como coautor del crimen, pero los jueces Juan Manuel Sueyro, Fabián Riquert y Jorge Peralta lo absolvieron porque consideraron que no pudo acreditarse la acusación y que “no se probó su coautoría en los hechos”.
Ese falló fue apelado por la Fiscalía General marplatense y por la fiscal de juicio, Ana María Caro, por entender que “existió una apreciación incorrecta del material probatorio” y que “se prescindió de elementos relevantes”, y la Sala III del Tribunal de Casación provincial anuló la absolución y ordenó la realización de un nuevo juicio, que derivó en el último 17 de mayo en una condena a perpetua.
Con una nueva composición, el TOC 4 lo consideró a Panadero culpable del delito de “privación ilegitima con empleo de violencia, abuso sexual calificado por la intervención de dos o más personas y homicidio doblemente agravado por el concurso de dos o más personas y por haberse consumado para lograr la impunidad”, y ordenó su inmediata detención.
Los jueces Néstor Conti, Mariana Irianni y Juan Galarreta consideraron que “no ha habido ninguna duda” de que el cuarto policía estuvo entre quienes “llevaron adelante los aberrantes hechos” analizados en el juicio.
Tras ese fallo, la madre de Natalia, Laura Calampuca, pidió “que no haya un solo asesino más suelto en Miramar”, y reclamó a su vez que se busque “al quinto” partícipe del asesinato, ya que de los peritajes realizados en el marco de la causa surgió la presencia de cinco ADN diferentes.
Respecto de Anselmini y Echenique, el último 29 de diciembre la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata rechazó por su parte que fueran beneficiados con la libertad condicional, por lo que continúan presos en la Unidad Penal 44 de Batán.