El dueño de una propiedad en Berazategui, indicó que en el lugar funcionaba el comedor “Pequeños Gigantes” y que, de la noche a la mañana, se lo cerraron por una presunta denuncia de los vecinos.
Luego de una investigación que dejó al descubierto que más de 1000 comedores y centros comunitarios que aparecían en los registros oficiales no funcionaban como tales, el testimonio del hombre que estaba al frente de “Pequeños Gigantes” brindó detalles sobre esta presunta red de corrupción.
El dueño de una propiedad ubicada en la Calle 25 al 2600, en el partido de Berazategui, indicó a TN que el comedor que se habían montado allí dejó de funcionar hace más de tres años, mientras que el ministerio de Desarrollo Social del gobierno nacional saliente reveló que hasta diciembre de 2023 le seguía enviando fondos para abastecer de alimentos a los chicos que llegaban hasta allí.
“Acá funcionaba el comedor, pero no funciona más. Tenemos una líder que está en otro barrio y me levantó el comedor. Yo no lo manejaba. Hace tres años que me levantaron el comedor. Venían muchos chicos. Cuando dejamos venían a preguntar por qué no hacíamos más nada, y les dije que nos levantaron”, sostuvo el hombre.
Consultado sobre las razones del cierre de su comedor, indicó que una mujer, perteneciente al Movimiento Corriente Pueblo Unido, le argumentó que los vecinos lo habían denunciado.
“Para mí el comedor sigue existiendo en otro lado. Eso me comentaron, pero en ningún momento dije nada. No quise sobrepasar a nadie”, dijo y precisó que: “A mí me traían mercadería y nunca cobré nada. Solo le daba alimentos a los chicos”.
El año pasado, los desembolsos de la ahora readaptada área de Desarrollo Social en licitaciones de compras de alimentos para esos comedores superaron los $40 mil millones. Sin embargo, la sorpresa apareció al momento de auditar esos gastos en 2168 espacios: el 54% no existía.
En una recorrida que hizo Telenoche se encontraron todo tipo de casos. Desde direcciones inexistentes o teléfonos de contacto que no corresponden a los titulares del lugar hasta viejos comedores que llevan años sin abrir, pero que seguían en la lista de beneficiarios habituales.
Más de la mitad de los centros comunitarios relevados aparecían en los registros oficiales, pero eran baldíos o casas particulares. La comida que se recibía era administrada por organizaciones políticas y movimientos sociales.
Hay zonas específicas en las que se acumulan los falsos centros comunitarios con distancias mínimas entre sí. Un ejemplo concreto: en Bernal, a metros de la populosa Villa Itatí, apenas cien metros separan a “Tejiendo Redes de Inclusión” y “Soplo de Vida”, sobre la calle Los Andes. Una de las ubicaciones ni siquiera aparece entre la numeración de la cuadra y los vecinos confirman que en esa ahí nunca hubo nada.