El sábado las comunidades de la Diócesis de Quilmes se congregaron frente a la parroquia San Juan Bautista de Florencio Varela para celebrar la fiesta diocesana del Cuerpo y Sangre de Jesús. “No es posible morirse de hambre en la Patria bendita del pan”, coincidieron los sacerdotes en la homilía.
Junto con los obispos de Quilmes Carlos Tissera y Eduardo Redondo, los sacerdotes y los diáconos de la diócesis, una multitud se hizo presente. El lema que animó la celebración fue “No es posible morirse en la patria bendita del pan”.
En la celebración eucarística se hizo la ofrenda de harina, aceite, sal, levadura y una olla vacía para orientar la mirada a los comedores y merenderos que funcionan en la diócesis y que atraviesan momentos difíciles. En este sentido, las personas presentes ofrecieron donaciones de aceite y harina.
Finalizada la misa, se inició la procesión por el centro de la ciudad hasta la ermita de la Virgen de Luján que se encuentra en el paso bajo nivel cercano a la parroquia. El Padre Obispo Tissera dijo los presentes que no pierdan de vista que “Dios nos ama”, hizo la bendición con Jesús Sacramentado, y bendijo el pan que se compartió.
La homilía estuvo a cargo del Obispo auxiliar de Quilmes, Eduardo Redondo, que recordó que “cada uno de nosotros tiene sed, de amor, de estar acompañados, de afianzar nuestras raíces, de tener una vida con sentido, con futuro, en un mundo y una patria más humana, donde haya lugar para todos y donde nadie quede afuera. En cada hermano nuestro que no tiene el pan material para vivir, que no tiene trabajo, que no cobra una jubilación digna para vivir como Dios manda, que no tiene como pagar la salud, los medicamentos, la luz, el gas y el transporte diario”.