El diputado de Vamos por Más (VxM) Sergio Siciliano volvió a revalorizar la importancia de la salud mental y advirtió sobre uno de los grandes flagelos de la Argentina: un adolescente se suicida cada 20 horas.
En ese sentido, el oficialista explicó que “a raíz del informe alarmante que publicó el Ministerio de Salud, donde casi 22 personas por día intentan quitarse la vida en Argentina, es urgente que hablemos de este tema” y resaltó que “cada 20 horas, un adolescente se quita la vida en Argentina: no podemos silenciar ni seguir normalizando esta tragedia”.
“Ese número es imposible de digerir. Porque detrás de cada estadística hay una familia, un grupo de amigos, un aula de una escuela, o hasta un barrio que queda roto por la pérdida de un chico que enfrentó un dolor gigante que, en muchos casos, entre todos podríamos haber evitado”, continuó el legislador y resaltó que el bullying y la competencia entre jóvenes por las redes sociales potencian el riesgo de suicidio.

Además, detalló que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos advierte que el suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años en todo el mundo. UNICEF Argentina señala que, en nuestro país, los suicidios en adolescentes se triplicaron en los últimos 30 años y ya son la segunda causa de muerte en chicos de entre 10 y 19 años. Y por cada adolescente que se quita la vida, entre 20 y 40 intentan hacerlo. Es una verdadera emergencia silenciosa”.
“Como legislador, me importa mucho que las escuelas sean parte de la solución. Por eso impulsé la Ley de Bienestar Integral Escolar en la Ciudad de Buenos Aires, que logramos aprobar a finales del año pasado para que la salud mental empiece a ocupar un lugar central en las aulas”, añadió Siciliano y remarcó: “¿Qué significa esto? Que los chicos tengan espacios donde trabajar sus emociones, desarrollar empatía, construir vínculos sanos, reconocer cuándo necesitan ayuda y cuándo alguien a su alrededor la necesita”.
No obstante, concluyó precisando que con “una ley no alcanza. Necesitamos del apoyo de todos. Las familias tienen que estar atentas, escuchar, no juzgar, preguntar cómo están sus hijos de verdad. Los docentes tienen que sentirse acompañados para detectar señales de alarma que nos permitan intervenir a tiempo. Y los chicos tienen que saber que pedir ayuda no es ser débil: es ser valiente”.