El hecho ocurrió hace una semana en un asalto arriba de un colectivo de la línea 100 en el barrio porteño de Barracas. Fueron asesinados el agente Esteban Nicolás Lagos y Juan Roberto Bonifacio; otros dos pasajeros resultaron heridos.
Dos sospechosos fueron detenidos ayer en una serie de allanamientos realizados en el marco de la investigación por el doble homicidio de un efectivo de la Policía Federal (PFA) y un barrendero cometido hace una semana arriba de un colectivo en el barrio porteño de Barracas, informaron fuentes judiciales y policiales.
Los procedimientos, que aún no culminaron, eran realizados por detectives de la División Homicidios de la PFA –la misma donde trabaja el padre del efectivo asesinado-, por orden del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 36 y a pedido del fiscal de la causa, Martín López Perrando.
Las fuentes indicaron que se trata de al menos cuatro allanamientos que se realizaban en el mismo barrio de Barracas donde fueron asesinados el agente Esteban Nicolás Lagos (28), quien trabajaba en la División Ferrocarril Mitre de la PFA, y el barrendero Juan Roberto Bonifacio (34), empleado de la empresa Higiene Urbana AESA-Veolia de la ciudad de Buenos Aires. El hecho ocurrió el lunes pasado, a las 23.40, arriba del interno 4845 de la línea 100, ramal 1, que circulaba por la calle Vieytes, entre Quinquela Martín y Suárez, cuando dos ladrones subieron armados y con intenciones de robo.
Según lo que pudieron reconstruir los investigadores en base al relato del chofer y los pasajeros, cuando abordaron el colectivo, uno de los ladrones pasó saludando hacia el fondo y el otro se quedó en la parte delantera, extrajo un arma y anunció que se trataba de un asalto. “¡Bueno, están todos regalados!”, fue la frase que ese delincuente gritó al iniciar el robo, tras lo cual tomó como “escudo humano” a un joven de 29 años que viajaba en el primer asiento detrás del chofer.
Al ver la situación, Lagos, quien viajaba entre el pasaje uniformado y con su chaleco antibalas colocado, se levantó de su asiento para dar la voz de alto, pero de inmediato comenzaron los disparos. La autopsia determinó que el policía recibió cuatro tiros de frente: uno en el cuello, otro en el pecho, un tercero en un brazo y el restante en una pierna.