El sencillo pero emotivo acto, cargado de espiritualidad, tuvo como principal protagonista al Capellán Padre Rubén Infantino quien bendijo el nuevo Santuario y recordó a los presentes quien fue y porqué se venera a la Virgen de Fátima, “Nuestra Señora del Rosario de Fátima es una advocación con que se venera en el catolicismo a la Virgen María. Su origen se remonta a los testimonios de tres niños pastores, llamados Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, quienes afirmaron haber presenciado varias apariciones marianas en la Cova da Iria, Fátima, en Portugal, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. A partir de entonces, esta advocación mariana extendió su fama más allá de sus límites locales llegando a todo el mundo”, luego de esas palabras rezó para que ella proteja a los agentes penitenciarios y a los internos.
El acto inaugurativo, llevado a cabo bajo las más estrictas medidas de bioseguridad por la pandemia del COVID-19, contó con la presencia del director de Unidad, Prefecto Mayor (EG) Manuel Chamorro, del Subdirector de Vigilancia y tratamiento, Prefecto (E.G) Lucas Mendiberry, del Subdirector de Seguridad, Prefecto (E.G) Agustín Dacenzo y del Jefe de Penal, Subprefecto (EG) Mauricio Pintos, juntó al personal de guardia en la Unidad.
Manuel Chamorro, director de la Unidad 23 contó que, “La idea surgió del jefe de Penal de la Unidad, Subprefecto Mauricio Pintos, que a pesar de ser agnóstico tuvo el gesto de construir un monolito y entronar la imagen de la Virgen como una manera de mostrar su respeto hacia todos los demás, ya sean sus camaradas, personal subalterno, como los internos, que sí practican el catolicismo y creen en Dios y la Virgen”.
En la Unidad 23 como en el resto del sistema penitenciario bonaerense la fe ocupa un rol preponderante en la reinserción social de las personas privadas de su libertad, así como también es importante para el personal que cumple funciones en los mismos.