Aguirre contó que la justicia tiene la oportunidad de demostrar que “no es en vano denunciar” y explicó que muchas personas adultas víctimas de abuso sexual “no denuncian por la prescripción del delito”.
“Cada cual sale del infierno cuando puede y cuando lo puede ver porque es un proceso muy subjetivo. Las niñeces deben ser escuchadas pero la justicia debe hacer lugar a esas voces que no pudieron decirlo para que se sepa y no haya impunidad”, aseveró.
La denuncia de Aguirre y la decisión del juez de Garantías 8 de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale, que dispuso que se realice un Juicio por la Verdad, de concretarse, sentaría un precedente inédito hasta el momento porque responde a la manera que la justicia juzgó los delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar argentina.
Esta posibilidad pretende habilitar el derecho de las víctimas a que se sepa su verdad y que sea discutida de manera pública. Manuel Romero, alias Pilo, es el acusado que a pesar de que no será condenado judicialmente, podrá tener una condena pública y social.
En este sentido, la denunciante manifestó que espera poder allanar el camino para que otras personas puedan hacer lo mismo a pesar de que sus abusadores no sean condenados a cierta pena.
“Yo espero que anime a otras personas a denunciar, cada cual tiene sus tiempos y deben ser respetados. Si es para cortar con un ciclo vicioso de abuso ojalá que esas personas, si lo necesitan, lo hagan”, opinó Aguirre.
Luego de 25 años, ella pudo denunciar a Romero, de 62 años, por abuso sexual cuando nació su hija y su tía, esposa del acusado, falleció. Estos dos sucesos familiares y el contexto desatado desde 2015 en adelante permitieron que Aguirre se animara a denunciarlo a pesar de que gran parte del círculo familiar del hombre lo protegió.
En esta línea, Aguirre se preguntó qué ocurre con las personas que no llegan a expresar los delitos de abuso en los tiempos estipulados en la ley. “Este tipo está impunemente en su casa habitando los espacios con otras niñeces y ¿vamos a mirar para otro lado otra vez?”, agregó.
Los hechos que se denunciaron fueron cometidos entre 1990 y 1995 cuando Aguirre tenía entre 5 y 10 años, en la casa familiar del barrio Gorriti, de Glew, Almirante Brown donde compartían el terreno ambas familias. Según lo relatado, el hombre no negó lo sucedido, sino que admitió en un audio en el que pidió perdón, a pesar de que no se tomará como prueba.
“Haber llegado hasta acá es un logro y la expectativa que me queda es confiar en la justicia. Él ya tuvo su prescripción así que no irá preso ni tendrá una pena concreta y esto puede convivir con mi reclamo por la verdad”, afirmó la mujer.
Con respecto al proceso judicial, Andrea Nicoletti, fiscal del caso, solicitó en su momento la realización de pericias psicológicas a Aguirre y se logró determina que “presenta indicadores de abuso sexual” y que durante el relato de los hechos “presenta sentimientos de culpa, vergüenza y que durante su niñez y adolescencia naturalizó los hechos”. Por otro lado, a Romero se le informaron los cargos acusatorios, fue indagado aunque él se negó a declarar y expresó que no puede ser condenado por un delito prescripto.
La defensa del acusado apeló el fallo de Vitale que acompañó el pedido de juicio de la verdad y la decisión final será de los jueces de la Sala 1 de la Cámara de Apelación Penal de Lomas de Zamora, Guillermo Rolón, Miguel Navascues y Miguel Alberdi.
Fuente: Diario Conurbano