El estadio José Amalfitani fue escenario del descontrol porque en plena pandemia barrabravas organizaron una fiesta clandestina en la propia cancha del Fortín y ahora fue allanada por la Justicia.
No había protocolos y tampoco estuvo autorizada. Tocó el cantante de cumbia del momento, L-Gante, DJ en vivo, entre otras particularidades. Ahora, el presidente Sergio Rapisarda y el jefe de Seguridad, Eduardo Capuchetti, fueron imputados.
Habrían participado alrededor de 1.000 personas, se incumplieron los protocolos, no había distanciamiento, ni uso de barbijos o tapabocas. A los directivos se los responsabiliza por no haber acatado los artículos 129 (desvirtuación del rubro), 205 (propagación de pandemia) y 239 (desobediencia) del Código Contravencional.