Un día antes de cumplirse un año del hecho, el fiscal Ariel Rivas solicitó al juez de Garantías 2 de Quilmes, Martín Nolfi, la elevación a juicio de la causa que se le sigue a Ríos, quien no está con prisión preventiva pero aún permanece con custodia policial tras el crimen de Martín “Piolo” Moreyra (26).
El abogado Fernando Soto, defensor del jubilado junto a Marino Alejandro Cid Aparicio, confirmó que el funcionario judicial requirió que sea juzgado por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
“Estamos evaluando si pedimos nuevamente el sobreseimiento en la causa, aunque al juicio no nos opondremos ya que queremos que se termine este calvario para Jorge”, dijo Soto. Rivas, titular de la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) 1 de Quilmes, había desdoblado el expediente que tiene por un lado al homicidio de Moreyra con el jubilado Ríos como imputado, y por el otro, a los cuatro sospechosos de ser los cómplices del fallecido en el asalto.
Los acusados por “hurto agravado por escalamiento en concurso real con robo agravado por el uso de arma de fuego” son Christian Javier “Dibu” Chara (23), David Ezequiel Córdoba (25), Martín Ariel “Perro” Salto (27) y Claudio Nicolás “El Enano” Dahmer (27), quienes serán juzgados en otro debate y siguen detenidos con prisión preventiva, ya que el fiscal y el juez consideraron que existe un alto riesgo de fuga.
Por su parte, Ríos aguarda en su casa por el desarrollo de la causa penal en la que continúa procesado y, en caso de ser condenado, podría recibir una pena de entre 10 y 25 años de prisión.
“Lo que sucedió fue una tragedia, tengo una mochila muy grande que cargar que fue el fallecimiento de una persona. Estoy contenido por un montón de gente, en la parte psíquica y psiquiátrica y en la parte física, pero es todo muy duro”, expresó Ríos en declaraciones.
El abogado Soto afirmó que la decisión de Rivas ocurrió luego que desistiera de realizar una pericia hispatológica del fallecido, que el representante del Ministerio Público había pedido y que tendría lugar recién en abril de 2022.
“Si el juez no hace lugar al pedido de sobreseimiento vamos a apelar ante la Cámara y si todo continúa hasta el juicio solicitaremos que intervenga un jurado popular”, dijo el defensor.
En tanto, Natalia Moreyra, la hermana del joven muerto, pidió “justicia” y que Ríos “pague como sea”, aunque admitió que tanto ella como el resto de la familia está “muy mal por todo lo que pasó” y que, como no tienen abogado, dependen “de lo que dice el fiscal sobre lo que está pasando con la causa”.
Los hechos investigados ocurrieron entre las 4 y las 4.50 de la madrugada del 17 de julio del pasado año, cuando cinco ladrones ingresaron por tercera vez en la misma noche a robar a la vivienda de Ríos, ubicada en Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste.
El herrero jubilado fue sorprendido en su vivienda mientras dormía, y fue golpeado e intimidado con un destornillador por los asaltantes, quienes le causaron heridas en el dorso de la mano derecha, en su antebrazo derecho, y en la cabeza, al mismo tiempo que “intentaron desapoderarlo ilegítimamente de cosas de valor existentes en la propiedad”, según acreditó el juez Nolfi.
Sin embargo, los ladrones no pudieron lograr su objetivo porque Ríos extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros y les efectuó varios disparos con los que los hizo huir.
En las imágenes de las cámaras de seguridad se ve que uno de los asaltantes, luego identificado como Moreyra, quedó rezagado del resto de la banda porque estaba herido y trató de huir rengueando hasta que cayó a la vuelta de la esquina.
En los mismos videos se ve que Ríos salió armado de su casa y alcanzó a Moreyra, lo pateó y, según declaraciones de testigos, le disparó. El ladrón muerto en Quilmes recibió dos balazos en tórax y abdomen
Si bien en la filmación no se observa a simple vista ningún fogonazo por la mala calidad de la imagen, la hipótesis principal de la fiscalía es que, en ese sitio, a 60 metros de su casa, el jubilado remató al delincuente.
Sin embargo, la defensa se ampara en un peritaje balístico del Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora, el cual determinó que Ríos disparó “a una distancia superior a los 50 centímetros”. Soto señaló que los exámenes determinaron que Moreyra había consumido cocaína y que tenía 2.18 de alcohol en sangre, por lo que consideró que el fallecido tenía “un bajísimo umbral de dolor” que provocó que pudiera correr desde la vivienda en la que fue baleado hasta caer fallecido en la esquina.
En tanto, el personal policial que arribó al lugar minutos después de consumado el hecho tras un llamado al 911, encontró tres vainas servidas correspondientes a un arma calibre 9 milímetros. A su vez, la autopsia al cuerpo de “Piolo” Moreyra indicó que el delincuente recibió dos balazos, uno en el tórax y otro en la región abdominal que le causó la muerte, por lo que la defensa de Ríos sugirió que pudieron haber sido “plantadas” por los policías que trabajaron en la escena.