Un violento ataque de rompepuertas en Bernal quedó trunco, gracias a la fortaleza del sistema de seguridad de la casa de la víctima. Lo terrible de la situación fue que en el interior se encontraba el hijo del propietario, un niño de apenas 10 años, que escuchó todo lo sucedido.
El salvaje intento de robo ocurrió alrededor de las 10.50 de la mañana en un domicilio situado en la calle Rawson entre Boedo y Rodríguez Peña. En el video captado por una de las cámaras de seguridad de la casa puede verse como tres delincuentes llegaron y violentaron primero la puerta de reja perimetral.
Tras ello aún quedaba la puerta de madera para ingresar en la vivienda. Uno de los ladrones, de importante contextura física, le dió hasta tres topetazos para derribarla, mientras que otro de sus cómplices intentó ayudarlo con patadas, pero todo fue inútil. Al ver que no lograban tirarla abajo, decidieron escapar a la carrera.
Mientras todo esto sucedía, en una de las habitaciones de la casa había un nene de 10 años que estaba solo, jugando videojuegos por internet, y al escuchar los ruidos presintió el peligro. Así, primero pidió ayuda avisando que estaban queriendo entrar en su casa y corrió a esconderse. Diego, su padre, había estado con él hasta hacía pocos minutos y había salido apenas media hora para hacer un trámite.
“Cuando llegué a casa lo primero que vi fue la reja abierta, que si bien no es normal está más de vista. Lo que los delincuentes no tuvieron en cuenta es que la puerta de madera no es una normal, está preparada justamente para no ser derribada, de otro modo hubiesen entrado. Mi hijo estaba a los gritos, pobrecito lo que vivió yendo de un lado para el otro tratando de esconderse, pidiendo ayuda”, relató el propietario de la casa.
Según pudo reconstruir, los malvivientes pasaron primero haciendo una “inteligencia previa”, marcaron la casa y se fueron a cambiar de ropa. “Miraron todas las casas de la cuadra. A los 20 minutos llegaron en un auto. Minutos antes yo había salido a hacer un trámite y creo que me vieron salir, por eso aprovecharon”, señaló Diego.
“Debido a la situación de inseguridad que se vive tanto en Bernal como en Quilmes tomamos la decisión familiar de tener, además de la puerta reforzada, cámaras de seguridad tanto adentro como afuera, el cartel de ‘propiedad protegida’ y pago seguridad privada. Pero aún así no les importó nada y quisieron entrar igual. Si hubiese sonado la alarma se hubieran ido corriendo. Ellos están tanteando y viendo las oportunidades. Mientras tanto, nosotros nos sentimos desprotegidos”, lamentó.