“Los genocidas han instruido una historia en la que parece que se están juzgando delitos que se cometieron hace 45 años, cuando en realidad esos delitos se siguen cometiendo hoy y se seguirán cometiendo mañana, porque no dicen dónde están los compañeros desaparecidos, no dicen a quién les dieron los hijos e hijas apropiadas”, señaló Walter Docters, durante la recorrida por el sitio de memoria ex CCD Pozo de Quilmes, que se realizó ayer al cumplirse un año del comienzo del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos allí.
El 27 de octubre del 2020, a instancias del Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata se realizó la primera audiencia del megajuicio en el que se ventilan alrededor de 500 casos de víctimas de crímenes de lesa humanidad cometidos en los CCD Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno de Avellaneda. Durante este año, ya se realizaron 46 audiencias en las cuales testimoniaron sobrevivientes y familiares de las víctimas; en total son más de 500 los testigos citados para declarar durante el juicio.
De los 18 imputados, 17 ya han sido condenados en otras causas, sin embargo solo Miguel Osvaldo Etchecolatz y Jorge Di Pascuale se encuentran detenidos en la Unidad Penal N° 34 de Campo de Mayo, mientras que el resto cuentan con prisión domiciliaria.
Ayer, al cumplirse un año exacto del inicio del histórico juicio, el Consejo del sitio de memoria ex CCD Pozo de Quilmes –integrado por el colectivo Quilmes, memoria, verdad y justicia, la CPM, el Municipio y la Subsecretaría de derechos humanos de Provincia– realizó una recorrida por el espacio con la presencia de sobrevivientes y familiares.
Si bien, en los últimos días se hicieron recorridas con organizaciones sociales y escuelas, el acto de esta mañana fue la primera vez que se abrió al público la zona del chalet, donde funcionaron las oficinas de la Brigada de Investigaciones de Quilmes. El chalet, emplazado en la esquina de Garibaldi y Allison Bell, fue desafectado en marzo del año pasado completando el proceso que se había iniciado en 2017 cuando, y tal como lo establecía la ley de creación del sitio de memoria, se había desafectado la parte de calabozos de la dependencia policial.
Los sobrevivientes Walter Docters, Alberto Derman, Hugo García, Oscar Herrera, Rubén Schell y la sobreviviente Mabel García participaron de la recorrida por las dos edificaciones: el chalet y los calabozos. Durante la recorrida, con sus testimonios fueron identificado los lugares donde permanecieron en cautiverio y relatando la dinámica de funcionamiento del centro clandestino de detención durante la dictadura militar.
“Jamás hicimos un acto de venganza, siempre reclamamos justicia y hoy, cuando desde sectores político y medios de comunicación se fogonean los discursos contra los organismos de derechos humanos, tenemos que luchar por una ley contra el negacionismo. Estar hoy acá me reconforta mucho”, dijo Oscar Herrera.
Para Herrera fue la primera vez que volvía al espacio desde que estuvo secuestrado, junto con su hermano Arcángel, cuando tenía sólo 13 años. Hugo García también estuvo por primera vez en el lugar y reconoció la escalera de madera del chalet por donde lo hicieron pasar para luego llevarlo a la zona de calabozos.
De acuerdo a los testimonios, cuando la Brigada de Investigaciones de Quilmes funcionó como centro clandestino de detención, el chalet estaba comunicado con la zona de calabozos por una puerta ubicada en el primer piso.
La oficina del comisario fue el lugar donde, al menos una víctima, fue violada durante su secuestro en el Pozo de Quilmes. Por pedido de la fiscalía y con el acompañamiento del colectivo Quilmes, memoria, verdad y justicias, el testimonio de Mabel García será incorporado en el juicio.
“A esta altura, la justicia ya es una especie de ilusión porque muchos de los genocidas ya han muerto impunes, pero a nosotros nos queda la tarea educativa, lo que hagamos para construir un país donde nuestra sociedad viva dignamente”, cerró Alberto Derman.