La reconstrucción del ataque a balazos perpetrado por tres Policías de la Ciudad contra cuatro jóvenes en el barrio porteño de Barracas, que terminó con el crimen de Lucas González, se realizó ayer con la presencia de dos de los sobrevivientes y sin los padres de la víctima, a quienes su abogado decidió preservar. Esta es la segunda vez que se lleva adelante esta diligencia, ya que el martes 30 se suspendió a diez minutos de comenzar debido a que el defensor de los tres policías procesados por homicidio agravado, Juan José Nieva, Fabián López y Gabriel Issasi, realizó un planteo por no haber sido convocado.
Esa presentación fue aceptada por el juez de la causa, Martín Del Viso, para evitar futuras nulidades y la reconstrucción fue fijada nuevamente para hoy con la presencia de todos los imputados.
Según fuentes judiciales, uno de los chicos víctimas del ataque no estuvo presente esta mañana en el lugar del hecho porque debió viajar al interior del país.
Para la reconstrucción se montó un operativo que contó con más de 160 policías federales, principalmente de la División Homicidios, que interviene directamente en la investigación, y de la División Búsqueda de Evidencias, a cargo de las pericias.
La diligencia arrancó unos minutos después de las 10 en el cruce de Luna e Iriarte con el recorrido de un Volkswagen Suran similar al que tripulaban los chicos y a bordo del cual se detuvieron para comprar un jugo en un kiosco instantes antes de ser interceptados por un Nissan Tiida sin identificar de la Brigada de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad.
Mientras cuatro personas llevadas por la fiscalía asumieron el papel de las víctimas, dos de los sobrevivientes -uno de ellos con una remera con la leyenda “Justicia por Lucas”- junto a sus padres y su abogado, Gregorio Dalbón, siguieron de cerca la reconstrucción del momento en el que el Volkswagen Suran se detuvo en el quiosco situado en Luna e Iriarte.
Al llegar al lugar, los adolescentes, que ingresaron abrazados al perímetro, fueron recibidos con aplausos por varios vecinos de la zona y con gritos de “¡Justicia por Lucas!”, y “¡Fuerza chicos”!, a lo que respondieron tímidamente alzando su mano.
Ese tramo de la medida también fue presenciado por los abogados de los tres policías procesados por homicidio y los de los seis acusados por encubrimiento, quienes también se encontraron en el lugar, los primeros a bordo de un camión del Servicio Penitenciario Federal (SPF) y los restantes en uno de la Policía Federal Argentina (PFA).
Allí, los adolescentes le relataron al fiscal de la causa, Leonel Gómez Barbella, paso a paso cómo Lucas descendió del auto, fue hasta un quiosco ubicado en la ochava y regresó al vehículo para seguir por avenida Iriarte.
Pasadas las 10.30, la reconstrucción llegó al segundo punto clave en el caso: el cruce de Iriarte y Vélez Sarsfield, donde los policías interceptaron el auto de los jóvenes y dispararon.
En ese lugar ocurrió el primer acercamiento entre las víctimas -y sus familias- con los policías imputados ya que, a las 10.50 descendieron de la camioneta del SPF esposados, con chaleco antibalas y cascos, y presenciaron el procedimiento a escasos 10 metros de los adolescentes.
Mientras que los seis policías imputados de encubrimiento solo estuvieron esposados y observando lo que acontecía junto a sus defensores.
Además de los adolescentes y los policías, fue importante el testimonio de un testigo, quien en el día del hecho se encontraba paseando perros y, según el abogado Dalbón “relató lo mismo que las víctimas”.
La reconstrucción continúo por la calle Luzuriaga, en dirección a Alvarado, donde uno de los adolescentes relató que luego de hacer aproximadamente 130 metros, ya con Lucas herido con un disparo en la cabeza y recostado sobre las piernas del conductor, los dos chicos que venían en el asiento trasero descendieron del rodado y comenzaron a correr con el objetivo de pedir ayuda.
El relato de las víctimas continuó sobre la calle Alvarado, donde el Volkswagen Suran fue detenido y dos de los adolescentes esposados, mientras que Lucas aguardaba la ambulancia para ser trasladado a un hospital.
En el cruce de Alvarado y Pedriel, nuevamente los chicos relataron lo sucedido ante el fiscal, los abogados de las partes, y efectivos de la PFA encargados del procedimiento.
Allí también los seis policías acusados de encubrimiento descendieron del vehículo en el cual fueron trasladados y observaron la diligencia.
Otro momento clave fue cuando una de las víctimas miró hacia una casa donde había una vecina asomada por la ventana y recordó que la misma persona observó todo lo sucedido durante el hecho del 17 de noviembre último.
Ante esa situación, la mujer fue invitada por las partes a brindar su testimonio y, según Dalbón, relató cómo fueron esposados y tratados los menores durante las primeras horas del hecho.
El procedimiento finalizó con el testimonio de uno de los padres de una víctima, que fue el primer adulto responsable que llegó a la escena tras ser avisado por su hijo.
El hombre contó que fue él quien le avisó al papá de Lucas, Mario “Peka” González, lo que había pasado con su hijo y que lo habían trasladado al hospital Penna del barrio porteño de Parque Patricios. En tanto, una psicóloga de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas Dirección de Asistencia y Orientación a la Víctima (Dovic), estuvo en todo momento con las víctimas.
Por último, cerca de las 14, los dos adolescentes sobrevivientes se sentaron sobre el cordón de la vereda, y casi sin mediar palabras entre ellos, se abrazaron, al igual que lo habían hecho al comienzo de día.