La familia del reportero informó el fallecimiento de Rodolfo Malaver, histórico fotógrafo quilmeño, a los 94 años. El trabajador, dejó testimonio de la ciudad durante más de medio siglo, de su gente y de sus paisajes. Tenía 94 años y había festejado su último cumpleaños hace apenas unos días. La noticia fue confirmada por su familia a través de las redes sociales, donde compartieron un video para recordarlo y homenajearlo.
Malaver no fue solo un fotógrafo: fue memoria viva. Su cámara acompañó el pulso cotidiano de Quilmes, registró escenas que hoy son historia y construyó, imagen a imagen, un archivo que ayuda a entender de dónde venimos. El río, las calles, los rostros y los encuentros quedaron atrapados en su lente con una sensibilidad que trascendió generaciones.
Su recorrido fue tan extenso como respetado. Tanto que el Zonal de Clarín le dedicó una página completa para contar su trayectoria, y que el historiador Chalo Agnelli lo ubicó entre los tres fotógrafos más importantes de la historia local. Quilmes también supo reconocerlo en vida: el Honorable Concejo Deliberante lo distinguió en varias oportunidades y, en 2018, lo declaró Ciudadano Ilustre mediante la ordenanza 13.048.

Las imágenes de Malaver forman parte del ADN visual de la ciudad. Sus fotografías del río, sus retratos y su cercanía con figuras que marcaron época quedaron incorporadas al patrimonio cultural quilmeño, como una herencia que sigue hablando incluso cuando quien la creó ya no está.
Aunque nació en la ciudad de Buenos Aires, su historia está profundamente anclada en Quilmes. Llegó de chico, creció entre casas que aún resisten al paso del tiempo y armó aquí su vida. Caminó sus calles, conoció a su gente y la retrató sin estridencias, con la paciencia y el ojo de quien sabe que lo importante suele pasar en silencio.
