El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, encabezó ayer el Tedeum en la catedral metropolitana tradicional en el Día de la Independencia, y envió un fuerte mensaje social ante la mirada del presidente Javier Milei y todos sus ministros.
“Nadie se puede lavar las manos ante la situación social que estamos viviendo”, enfatizó el prelado, que comenzó su discurso haciendo referencia a los “hermanos paralizados hace años en su esperanza” y los que están “atravesados por el hambre la soledad”, dijo el sacerdote de conocida filiación justicialista.
“Una justicia largamente esperada tantos argentinos tendidos, sobre una manta en el frío de las veredas de las grandes ciudades del país, postrados a consecuencia de la falta de solidaridad y el egoísmo. En definitiva, tenemos una Argentina que nos duele hace mucho, que se dice independiente hace 208 años pero que aún hoy sufre las cadenas de diversas esclavitudes, que no nos dejan caminar como pueblo hacia un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida para todos…”, sostuvo.