La Diócesis de Quilmes, unida a toda la Iglesia, celebró ayer la Misa de Exequias del Papa Francisco que presidió el Padre Obispo Carlos José Tissera en la Iglesia Catedral de Quilmes: “La Iglesia y la humanidad entera hoy siente algo de orfandad; sentimos la muerte de un padre que nos ha mostrado la ternura del amor de Dios: el querido Papa Francisco. Nos sentimos partícipes de los sentimientos de los discípulos que lloran la muerte dolorosa y trágica de Jesús en la cruz. Se han juntado para ayudarse a sobrellevar el momento”.
El Obispo de Quilmes compartió que “de ahora en más, ya no estará Francisco hablando desde la Cátedra de Pedro en Roma. Nosotros tenemos la misión de testimoniarlo. […] La fuerza del testimonio es la que seguirá vigente y seguirá transformando corazones. El legado de Francisco nos ayudará cada día, nos motivará para ser testigos de la Resurrección de Cristo, como él lo fue”
Durante la misa del Domingo de la Misericordia, Monseñor Tissera recordó varios pasajes de una homilía del Papa Francisco, de la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium y de la Carta Encíclica “Dilexit nos”, y expresó que “(Francisco) seguirá andando en medio nuestro, de una manera diferente, misteriosa. Sus gestos y enseñanzas nos movilizarán para verlo presente junto a los niños que sufren las injusticias, al lado del que pide ayuda en una esquina; en las personas que revuelven la basura buscando qué comer; lo encontraremos durmiendo en la calle junto a esa familia sin techo y sin trabajo; lo veremos sentado o caminando con los carreros juntando chatarra para comprar el pan para la casa; a lo veremos presente en los hogares de recuperación de personas adictas, la mayoría jóvenes; allí estará visitando y quedándose con los presos en las cárceles; su espíritu estará presente en los millones de hombres y mujeres de pueblos enteros que sufren guerra y persecución. Se ha callado una voz en la Cátedra de Pedro, pero misteriosamente, esa voz seguirá sonando desde el pueblo sediento de justicia y de paz”.




El Padre Obispo Eduardo Redondo, Auxiliar de la Diócesis de Quilmes, dedicó unas palabras al Papa Francisco que “revolucionó la Iglesia y al mundo entero”, que “nos cambió la vida, que nos cambió el corazón”. Resaltó “su obsesión por la paz, por una iglesia diferente que esté al servicio” y mencionó que el Papa fue una persona que “nos invitó a caminar juntos, que es querer, luchar y trabajar para vivir la gracia por una patria de hermanos”.
La Catedral de Quilmes estuvo colmada, al igual que el lunes 21 -día de su fallecimiento-, cuando el pueblo de la diócesis se congregó para rezar por el Papa Francisco, como tantas veces lo pidió.