El juzgado de María Romilda Servini incluyó el resultado del trabajo realizado por la División Balística de la Policía de la Ciudad junto con los peritos de la querella y la defensa el 11 de agosto pasado. Su conclusión más importante, según los representantes legales de la familia del fotógrafo, es que que se descartó por completo que el disparo del gendarme Héctor Guerrero hacia Pablo haya sido en 45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo, como obliga el manual de las pistolas lanza gases aportados por esa fuerza a la causa. La prueba demostró que si el gendarme hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas, el cartucho de gas lacrimógeno jamás hubiera alcanzado a Pablo del modo en que lo hizo.
El informe consistió en tomar medidas planimétricas del lugar de los hechos, en las inmediaciones del Congreso Nacional, que luego se trasladaron a un descampado para hacer pruebas de disparo respetando las distancias de ubicación de Pablo y de la línea de gendarmes.

La prueba demostró que si Guerrero hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas (45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo), el cartucho de gas lacrimógeno jamás hubiera alcanzado a Pablo del modo en que lo hizo. En el caso del disparo “en parábola” hacia arriba realizado durante la reconstrucción, el proyectil cayó a los 156 metros del punto en que se encontraba el tirador. Esto equivale a tres veces la distancia en la que se encontraba Pablo respecto de Guerrero cuando éste le disparó.
Desde la parte querellante explican que esta fue una discusión central en el caso desde sus primeros días, en los que Patricia Bullrich salió a defender al gendarme y dijo que el disparo lo hizo ‘como indican los manuales’, mientras que los videos mostraban a Guerrero disparar en ángulo horizontal y en dirección a las personas, algo que está terminantemente prohibido por su alto grado de peligrosidad y letalidad.