Con dos nuevos testimonios en la tarde de ayer siguió el juicio por la muerte de Iñaki Bohn Rioboo; el pequeño que murió fulminado por una descarga eléctrica al rozar una farola en el complejo Altos de Hudson II en 2017. Las partes desistieron de casi una decena de testigos y el debate seguirá mañana y la semana próxima. Están imputados Santiago Domingo Collavini -administrador y desarrollista del complejo-; Rubén Levy -electricista matriculado- y Héctor Lucero -encargado de mantenimiento-.

Ayer brindó sus dichos un nuevo electricista, el que fue convocado por la policía para verificar la tensión de la columna, y fue el tercer profesional que refirió a la “falta de un disyuntor que hubiera evitado el deceso de Iñaki”. Asimismo dijo que la columna tenía tensión y que las instalaciones estaban mal realizadas. “Eran peligrosas y no se puede precisar un tiempo desde cuando estaba así, aunque cualquier persona estaba expuesta a un accidente”.
Exempleado
Luego declaró un exempleado del Consorcio Altos de Hudson II que reconoció que había sido contratado por el imputado Collavini aunque en un principio dijo que nunca lo veía al mencionado en el barrio privado, luego a preguntas del doctor Carlos Zimerman, reconoció que “tenía una oficina en el complejo”; asimismo indicó que había un intendente ante el cual a diario él reportaba sus tareas de cada jornada. El declarante recordó que luego del hecho en el que Iñaki perdió la vida “se hicieron tareas en torno a lo eléctrico”.
El trágico suceso ocurrió el 22 de febrero de 2017. Iñaki jugaba con un grupo de amigos en la pileta de uso común del complejo cuando, al buscar una pelota fuera del agua, rozó una farola electrificada y murió.
La jueza Silvia Martucci convocó a las partes para mañana a las 14.30 cuando seguirá el juicio oral ante la fiscalía y los letrados particulares y oficiales.
