El Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos junto con el Observatorio de Derechos de Niños y Adolescentes, lanzaron una nueva campaña de concientización por la celebración estudiantil conocida como “Último Primer Día”, que tiene lugar en la noche anterior al primer día de clases para los sextos años de nivel secundario.
Es sabida la preocupación de los educadores y autoriades educativas porque reciben a los alumnos en distintos estados de ebriedad y descontrol.
El Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires, Walter Martello, preside ambos observatorios, y destacó que “la campaña 2022 se denomina “Diversión y alcohol, asuntos separados”, y busca problematizar la relación entre consumo de alcohol y diversión juvenil a partir de la difusión, en redes sociales, de una serie de recomendaciones para madres, padres e integrantes de las comunidades educativas.
Recomendaciones
➡ Empecemos por casa: hablemos con nuestras hijos sobre las consecuencias del consumo excesivo de alcohol.
➡ Busquemos alojar y contener a los jóvenes, no dejarlos solos.
➡ Debemos trabajar y promover, desde la escuela, prácticas de cuidado entre pares.
➡ Problematicemos la asociación entre consumo de alcohol y diversión. Hablemos sobre sus consecuencias físicas y sociales, con información científicamente validada y actualizada.
➡ Concienticemos que el consumo en exceso implica menos autocontrol y reduce la capacidad de procesar información: incrementa las posibilidades de ejercer y/o padecer acciones violentas y accidentes de tránsito.
➡ El abordaje puede trabajarse como parte de los acuerdos institucionales de convivencia de las escuelas, construidos conjuntamente entre toda la comunidad educativa, de modo que se reafirme la responsabilidad colectiva en torno a las prácticas de cuidado para este día.
➡ Las medidas que se tomen desde la escuela no deben ser únicamente prohibitivas o sancionatorias. Trabajemos el UPD como un hecho pedagógico y reflexionemos críticamente sobre estas prácticas.
El último primer día -también conocido por sus siglas UPD- es una celebración que realizan los estudiantes adolescentes en alusión a su último primer día en la secundaria. Este festejo suele estar atravesado, en muchos casos, por situaciones vinculadas con el excesivo consumo de alcohol por parte de las y los jóvenes.
El relevamiento 2021 elaborado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos sobre jóvenes y consumo de alcohol, que abarcó 1000 entrevistas, arrojó que apenas 1 de cada 100 estudiantes consultados (0,85%) probó alcohol por primera vez a los 18 años. La edad donde se registra el mayor indicador de inicio de consumo son los 14 años (30,06%), seguido por los 15 (27,49%) y los 13 (15,24%).
En lo que se refiere a la frecuencia en el consumo, un dato preocupante es que 1 de cada 4 entrevistados que consume alcohol, dice que lo hace de forma semanal, en un contexto de diversión o nocturnidad. En tanto, el 97,39% consume los fines de semana y el 2,61% bebe diariamente.
Ante la pregunta “¿Qué buscás cuando consumís alcohol?”, la respuesta más elegida -podían seleccionar varias opciones- fue “Me gusta el Sabor”, seguido por “Divertirme / Desinhibirme, no tener vergüenza”. Los datos del sabor están estrechamente relacionados al hecho de que entre los jóvenes que beben alcohol la principal preferencia es la popular mezcla de Fernet y Coca Cola.
“La respuesta Me gusta el sabor debe interpretarse que el fin perseguido son justamente las respuestas que ocupan el 2° y 3° lugar, a saber: “divertirme / desinhibirme. El alcohol cumple una función instrumental para acceder a estados de intoxicación asociados con caracteres como un incremento de la locuacidad, la desinhibición, mayor sociabilidad, buen humor, sensación de bienestar y/o euforia (al actuar el alcohol sobre el sistema nervioso central y liberar dopaminas).
Si realmente les gustara el sabor de la bebida alcohólica no lo disimularían mezclándolo con jugos, gaseosas o energizantes. Estos productos, al ser co-ingeridos, son facilitadores de su consumo. Un elemento a tener en cuenta es que, al igual que en la encuesta 2019, la principal fuente de bebidas energizantes está en los kioscos”, sostiene el informe.
Otro dato a tener en cuenta es la creencia instalada que el consumo de alcohol favorece la sociabilidad o genera una suerte de sensación de empatía. El relevamiento 2021 arroja que 3 de cada 10 de las y los entrevistados (29,61%) reconoce haber usado drogas o alcohol para relajarse, sentirse mejor y/o integrarse a un grupo. Si bien el indicador representa una disminución respecto a la medición 2019 (35,27%), no deja de ser preocupante.