El hombre acusado de haber asesinado a su padre, un médico que fue hallado muerto en su casa de Quilmes en noviembre de 2020, se negó ayer a declarar ante la fiscal de la causa y, antes de retirarse de los tribunales dijo que busca “la verdad” de lo ocurrido. “Estoy buscando la verdad de la muerte de mi papá”, manifestó Vicente Manuel Campolo en un breve contacto con la prensa a la salida del edificio judicial de Quilmes.
El hombre había arribado a las 10 a la fiscalía, citado para ser indagado por la fiscal Ximena Santoro, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 de ese departamento judicial, quien le imputa el “homicidio agravado por el vínculo” de su padre Vicente José “Tito” Campolo (78), hallado muerto en su vivienda en noviembre de 2020, en un caso que en principio se creyó que se había tratado de un accidente, pero luego la autopsia reveló que se estaba frente a un asesinato a golpes.
Fuentes judiciales explicaron que el acusado, que está libre porque para la Justicia de Garantías siempre se mantuvo a derecho, se presentó solo, sin la asistencia de un abogado, por lo que fue derivado a las oficinas de la Defensoría Oficial del Departamento Judicial de Quilmes para ser asesorado de cara a la indagatoria.
El propio Campolo hijo confirmó en un brevísimo contacto con la prensa que tiene “defensa oficial” y al ser consultado sobre si le sorprendió cuando la fiscal Santoro le imputó el homicidio de su padre dijo: “Sí, lógicamente”.
También, preguntado sobre si tiene sospechas sobre quién mató a su papá, expresó “sí”, y cuando le consultaron si esa persona era la pareja de su padre -ya fallecida-, agregó: “No puedo responder a eso”.
Al iniciarse la causa, Campolo hijo estaba patrocinado por el abogado Víctor Bedoya en carácter de particular damnificado junto a su hermana, aunque ahora, al quedar imputado y como existen intereses contrapuestos por parte del letrado, quedó con representación oficial.
De acuerdo a la reconstrucción judicial, el crimen de “Tito” Campolo ocurrió entre las 3.45 y las 9 del viernes 20 de noviembre de 2020 en la vivienda situada en Jujuy al 800, de Quilmes. Si bien la muerte se produjo en las primeras horas de ese viernes, recién al mediodía su pareja, Andrea Monteagudo -ya fallecida-, halló el cuerpo.
Ese testimonio, sumado a que los peritos no detectaron ningún ingreso a la vivienda, como tampoco aberturas forzadas ni faltantes, llevó a sospechar a los investigadores que el autor del crimen “no podía ser un extraño ajeno a la familia”.
Un amigo de Campolo hijo fue quien introdujo en la causa algunas versiones iniciales que nunca se probaron: que pudo tratarse de un accidente, por un lado, y otra que podía comprometer a la pareja de la víctima y al hermano de ella.
Esa última versión indicaba que el hermano de la pareja del médico había llevado tiempo antes a la casa un cortafierros para que Campolo se lo afilara y que ese elemento fue retirado de la vivienda tras el hallazgo del cuerpo.
Monteagudo siempre se mostró ajena al hecho y reclamó Justicia: “Me quedé sin familia, sin nada y sin mi amor. Quiero que se sepa la verdad porque destruyeron 28 años de mi vida”, dijo al presentarse a declarar espontáneamente ante la primera fiscal de la causa, Mariana Curra Zamaniego, cuando se sintió aludida por el hijo de su pareja.
En esa misma declaración, la mujer se refirió a la relación existente entre padre e hijo: “Vicente tenía un poder de persuasión increíble sobre ‘Tito’, quien tenía culpa porque no fue un padre presente”.
Durante la instrucción del caso, el hijo del médico repudió mediante publicaciones en redes sociales el trabajo de esa fiscal e incluso realizó denuncias por mal desempeño en su contra, por lo que ésta se excusó de continuar a cargo del expediente.
Allegados a la familia del acusado señalaron que pidieron también que se investigue la muerte de la pareja de Campolo padre, ocurrida en enero de este año, ya que la versión que les dio la justicia es que ingresó a un hospital con un severo estado de depresión y falleció a los pocos días.
A fines de marzo pasado, la causa quedó en manos de la fiscal Santoro, quien comenzó a investigar a Campolo hijo a partir del análisis de varias pruebas que había recolectado su colega.
Para la fiscal, fue clave el testimonio de dos peritos de la Policía Científica, quienes coincidieron en que la policía que ya estaba en la casa “demoró” su ingreso a la vivienda, que en el interior “había una gran cantidad gente” y que “bien pudieron haber modificado o contaminado el escenario”.
También determinó que, en el horario del crimen, la señal del teléfono celular del hijo del médico impactó en una antena cercana al domicilio de su padre y además mantuvo distintas comunicaciones durante las primeras horas del día, lo que para la fiscal es un indicador de que “se dedicó a planificar su coartada”.
Al formular la imputación, la fiscal Santoro apuntó que a los cinco días del crimen del médico, Campolo hijo “previo a desapoderar ilegítimamente a Andrea Monteagudo de la llave de la caja de seguridad” fue a una sucursal bancaria y se llevó dinero de su padre. De acuerdo con la pesquisa, en total realizó cinco visitas a ese banco y se apoderó de unos 200.000 dólares que había en una caja de seguridad.