La comunidad de Villa del Plata celebró ayer las Fiestas Patronales de Mailín, una tradición profundamente arraigada en la fe católica que reunió a cientos de vecinos en la capilla ubicada en Beruti y Carlos Tejedor.
La jornada incluyó una misa central, presidida por el obispo de Quilmes, Carlos Tissera, además de actividades artísticas, culturales y recreativas que se extendieron durante todo el día.
Durante la homilía, Tissera evocó el “milagro de la cruz” ocurrido en Santiago del Estero, que dio origen a esta devoción, e instó a los presentes a “luchar por la paz, la justicia y el triunfo de la verdad en medio de tantas corrupciones del ser humano, tanto a nivel personal como comunitario y social”. Su mensaje fue acompañado con atención por los fieles que colmaron el templo.
El intendente Andrés Watson compartió la celebración junto a la comunidad y destacó el esfuerzo de los vecinos para sostener y hacer crecer esta tradición popular. También participó el subsecretario de Gobierno, Matías Schneeberger, en representación del Ejecutivo local.


En paralelo a la celebración religiosa, en la plaza frente a la parroquia se desplegaron puestos de gastronomía típica, artesanías y santería. Los asistentes disfrutaron de espectáculos musicales y de danzas folclóricas, con la participación de artistas locales y ballets infantiles. Entre ellos se presentó “Los Sacheritos”, cuyos integrantes ensayaron durante semanas para mostrar sus coreografías.
Los testimonios de los vecinos reflejaron el valor de la festividad. María, oriunda de Santo Tomás, contó que la comunidad es “mi familia desde hace más de tres décadas” y remarcó que sus padres, abuelos y bisabuelos, de raíces santiagueñas, siempre mantuvieron esta devoción. Beatriz, frentista de la zona, aseguró que encontró en la fe “una salvación” en momentos de enfermedad y agradeció el acompañamiento de los fieles en su recuperación.
Miguel y Carmen viajaron desde Berazategui junto a su hija para participar de la misa. “Estuvo hermoso, bien organizado”, señalaron. Además, contaron que su nena comenzó a bailar con el ballet infantil y que esa fue una de las razones que los motivó a acercarse a la parroquia.
Los organizadores recordaron que en los primeros años la fiesta era pequeña y valoraron el crecimiento alcanzado gracias a la unión y el esfuerzo colectivo de la comunidad. Hoy, las Fiestas Patronales de Mailín se consolidan como un punto de encuentro religioso y cultural que trasciende el barrio y convoca a fieles de distintos puntos de la región.