En la Escuela Secundaria N° 11 de La Plata -lindera al Estadio Único-, una ventana se desprendió y cayó violentamente sobre la cabeza de una auxiliar docente. El golpe la dejó malherida, sangrando, con vidrios incrustados y al borde del desmayo. El silencio posterior fue tan estremecedor como el estruendo: el accidente pudo haber terminado en una tragedia irreparable.
“La ventana me cayó en el medio de la cabeza”, relató la auxiliar de 41 años que trabaja en 25 y 527, aún mareada y con la voz quebrada por el susto y el dolor. “No sé si me tocó los implantes cleoclear que tengo en la cabeza, porque la tomografía dicen que no salió nada”, agregó, mientras intentaba recomponerse del impacto que no solo la hirió físicamente, sino que reavivó los temores que la acompañan desde hace tres décadas.
La mujer, que en 1995 fue la primera persona implantada con prótesis cleoclear en La Plata, vive con la constante precaución de cuidar su cabeza. Un golpe fuerte puede no solo hacerle perder la audición, sino provocarle consecuencias fatales. Esta vez, la suerte estuvo de su lado.
Según su testimonio, el accidente podría haber sido incluso más grave: “Por tan solo tres segundos de diferencia esa ventana no se le cayó arriba a un chico. Porque dijimos que los chicos vayan un ratito al patio, ya habían cortado la hora de los profes. Si ese chico hubiese estado en el aula, no sé cómo la contamos, te digo la verdad, porque hubiese matado a una criatura”.

La comunidad educativa no encuentra respuestas. Desde el Consejo Escolar, según denuncian los trabajadores, prometieron reparar la ventana. Pero, según la auxiliar herida, eso no es suficiente: “Dijeron que van a arreglar esa ventana, pero no la van a cambiar. Y así después se va a caer la otra ventana”.
La lista de reclamos es larga: “No tenemos timbre, hay lauchas, ratas, cucarachas. Los baños no funcionan. El Consejo te manda comida hecha porque no hay agua para cocinar. Es un desastre, la verdad, y necesitamos que esto salga a la luz”.
La caída de la ventana no fue un accidente aislado: fue el síntoma visible de un deterioro que lleva años y de una desidia que, de no resolverse, puede tener consecuencias fatales. Esta vez fue una auxiliar la que terminó en el hospital. La próxima, temen muchos, podría ser un estudiante.