Meses atrás, el Obispo de Quilmes dispuso el apartamiento de las funciones del sacerdote Franco Lutens después de que se conocieran las denuncias por abuso sexual que habían hecho al menos tres jóvenes y que relataron ser víctimas desde que eran menores de edad. Fue entonces cuando el cura dejó la iglesia María Virgen Madre del Pueblo de Berazategui y fue trasladado a una vivienda que fue allanada el lunes y donde quedó formalmente detenido acusado de abuso sexual gravemente ultrajante agravado; abuso sexual con acceso carnal en concurso real reiterados, agravado por haber sido cometido por ministro de culto. Ayer fue indagado y se negó a declarar.
La investigación a cargo de la fiscal Bárbara Velasco determinó que las tres víctimas, dos hombres y una mujer, fueron atacados sexualmente por el cura cuando eran adolescentes y esos abusos se extendieron entre 3 y 4 años a cada uno. Los ataques, pudo determinar la investigación, se iniciaron dentro del templo donde el párroco ejercía sus funciones y se trasladaban luego a distintos espacios que el denunciado compartía ocasionalmente con las víctimas y donde, describió la investigación, aprovechaba su rol como sacerdote y también la cercanía ya que era considerado “como un familiar” por alguna de ellas. Así, explicaron los investigadores, cometió los abusos aprovechando el estado de vulnerabilidad de sus víctimas y de su condición de guía pastoral.

Las tres personas que denunciaron al sacerdote son acompañadas por la ONG Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos en Argentina que incorporaron a la denuncia varias amenazas que recibieron desde distintos perfiles de redes sociales falsos.
Además, desde la ONG, se presentó la denuncia que fue acompañada por la doctora Fernanda Raia, señalaron que “existen más víctimas” y aseguraron que el párroco estudió psicología “porque eso lo ayudaba para sus abusos y le brindaba herramientas que utilizaba para perfeccionar su modus operandi”. Además, destacaron que recién ahora que la causa tiene mayor visibilidad las víctimas “sienten algo de alivio”.
Por su parte, el sacerdote se negó a declarar y su defensa está a cargo del doctor Matías Iturburu.