Ernesto García Maañón, presidente de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro, renunció en medio de la investigación en su contra por una denuncia de acoso sexual.
El magistrado presentó su renuncia a la Secretaría de Personal de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires y debe ser aceptada por el gobernador Axel Kicillof.
Juan Saucedo, abogado de la víctima, pidió al gobernador que no acepte la renuncia y que se lleve adelante el jury, “porque de aceptarlo no solamente sería dotar de impunidad a casos graves como el denunciado por tener poder, sino también brindarle un privilegio manteniendo su condición de juez”.

“Sería un contrasentido de las políticas de género que el gobernador Axel Kicillof se jacta de implementar en la provincia”, agregó el letrado.
En su denuncia, la mujer afirmó haber vivido situaciones que van desde mensajes con insinuaciones sexuales y comentarios sobre su aspecto físico, hasta un episodio en el que el juez habría manipulado un arma frente a ella en su despacho.
La funcionaria trabaja en esa misma Cámara desde 2016 y actualmente se encuentra con licencia psiquiátrica por trastorno de ansiedad. En la denuncia, expresó: “Lloro todo el tiempo, me angustia pensar que puede tomar represalias”.
Todo empezó a fines de febrero cuando García Maañón, de 76 años, volvió a asumir como presidente de la Cámara. Según la denuncia, al principio el trato era respetuoso, pero con el correr de los días comenzaron los mensajes fuera de lugar. “Me decía que me veía atractiva, que tenía que vestirme más sexy, que le gustaban las mujeres difíciles”, relató la funcionaria.
Uno de los primeros comentarios que la incomodó fue a través de WhatsApp: “Pelo suelto y el traje negro escotado con mini que llevaste el martes pasado. Ese es el look”, le escribió el juez. Desde ese día, la funcionaria nunca más se volvió a poner ese conjunto.
También recibió mensajes a la madrugada, con frases como “La noche es deseo” o propuestas del magistrado para ir a cenar. En una ocasión, en una reunión privada en el despacho del juez, García Maañón intentó tocarla de forma inapropiada. “Me tomó de la cintura e intentó bajar la mano. Me corrí. Le pregunté: ‘¿Pasó algo?’. Me dijo: ‘Solo quería verte’”, relató en su denuncia.
Uno de los momentos más alarmantes ocurrió el 19 de junio. Según denunció, la funcionaria estaba en el despacho cuando el juez sacó su arma del cajón, le puso el cargador y la pasó cerca de su cara.
“No sé si le sacó o le puso el seguro. Escuché el ruido. Sentí el caño del arma pasar por mi cara. Quedé paralizada. Me fui a mi oficina y me largué a llorar”, contó.